sábado, 22 de diciembre de 2012

A propósito del fin del mundo

Los pequeños detalles que denotan el principio del fin, son elusivos, discretos, tenues, muy tenues. Pero yo, experta en despedidas, he aprendido a reconocerlos apenas asoman. Todo comienza hablando en pretérito del tiempo presente, cuestión de conjugar, puede pensarse, pero es más complicado que eso: cuestión de conjurar diría yo. Al inicio las palabras como dagas se clavan buscando asirse de algo que evite el desenlace apresurado, pero conforme pasa el tiempo, se pierden el interés y el filo, tristes y angustiadas palabras que se van poniendo opacas. Poco a poco se sigue avanzando al fin, después de la confusión temporal y el afilamiento-desafilamiento de palabras, viene el frío, a no ser claro que sea un incendio el que aniquile cualquier destello de punto suspensivo. Ya para este momento los involucrados se han dado cuenta, el final es inminente e imbatible. No tiene caso evadirlo, más vale buscar una banca de parque, embriagarse y brindar por los te quiero que no nos dieron, por los extraños que nunca nos extrañaron y por todos esos deseos con los que se pensaba hacer rascacielos. Salud y feliz fin del mundo.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Un domingo cualquiera

Es que a veces nada es suficiente - dice ella, con el invierno en los labios y a punto de estallar.

A propósito del fin del mundo

13:59
Los pequeños detalles que denotan el principio del fin, son elusivos, discretos, tenues, muy tenues. Pero yo, experta en despedidas, he aprendido a reconocerlos apenas asoman. Todo comienza hablando en pretérito del tiempo presente, cuestión de conjugar, puede pensarse, pero es más complicado que eso: cuestión de conjurar diría yo. Al inicio las palabras como dagas se clavan buscando asirse de algo que evite el desenlace apresurado, pero conforme pasa el tiempo, se pierden el interés y el filo, tristes y angustiadas palabras que se van poniendo opacas. Poco a poco se sigue avanzando al fin, después de la confusión temporal y el afilamiento-desafilamiento de palabras, viene el frío, a no ser claro que sea un incendio el que aniquile cualquier destello de punto suspensivo. Ya para este momento los involucrados se han dado cuenta, el final es inminente e imbatible. No tiene caso evadirlo, más vale buscar una banca de parque, embriagarse y brindar por los te quiero que no nos dieron, por los extraños que nunca nos extrañaron y por todos esos deseos con los que se pensaba hacer rascacielos. Salud y feliz fin del mundo.
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Un domingo cualquiera

12:42
Es que a veces nada es suficiente - dice ella, con el invierno en los labios y a punto de estallar.
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