martes, 30 de agosto de 2011

Sola

Anoche hablaba con ella, evasiva como siempre, enredaba sus dedos en mi cabello para no contestarme. Me exaspera la contundencia que tiene para encajar sus uñas en mi espalda y hacerme amarla cuando tanto la detesto. Se fumó mis cigarrillos, se bebió mi cerveza y manchó mi teclado con palabras llanas, con quejas pueriles, de pasados mejores, de un presente ambiguo, de tiempos no venideros. La observé, le reñí, pero como siempre, es ella más fuerte que yo, basta su fría mano posándose un segundo sobre mi hombro, para corroborar: le pertenezco.


Entonces ella y yo escribimos cartas. Sí, cartas: largas, alegres, formales, cortas, confidenciales, tristes, hermosas, emotivas, absurdas, frías, honestas, crueles, falsas, etc. Cartas. Algunas las firmé yo, la mayoría lo hizo ella, en realidad no importa, no tienen destinatario alguno. Cuando llegó la mañana y la rutina la hizo brincar para huir por la ventana, me susurró al oído a manera de despedida: Buen día, triste hermana, sola, sola, sola..

viernes, 26 de agosto de 2011

lunes, 22 de agosto de 2011

Ojos

Fue un día de almas ligeras y ojos callados. Los míos, mis ojos, por el contrario no pararon de hablar, un parloteo incesante los mantuvo ocupados todo el día. Por la mañana conversaron con el espejo, no estoy segura, pero algo me hace suponer que discutieron, no me extrañaría, eso pasa siempre que ese par de descarados se ponen a contar secretos a esos otros dos discretos, que atentos del otro lado observan, se miran, se escuchan y más temprano que tarde, los de dentro terminan por llorar.


Subí al vagón del metro, repleto como ya dije, de almas ligeras, de miradas mudas. Sé que suena contradictorio decir que el alma es ligera cuando los ojos no hablan, pero es real, basta mirar cómo todos ahí dentro se vuelven etéreos, hasta el punto mismo de parecer inexistentes. Y entonces mis ojos comenzaron un monólogo sobre el absurdo entre la multitud, los sorprendí por el cristal diciendo impertinencias, traté de reprenderlos, pero en realidad a ellos poco les importan mis reparos.

A veces me preocupa la soltura del discurso con que a todo mundo van contándole, mis alegrías, mis sin razones, mis penas, mis delirios. Pero al final, qué más da, soy un alma pesada, con unos ojos parlantes, que no paran, ni un minuto, todo el tiempo hablan.

martes, 16 de agosto de 2011

Una mañana cualquiera

Desperté con las palabras del sueño en las manos, aún podía sentirlas, no terminaron de desmaterializarse sino hasta minutos después de haber abierto los ojos.  Siempre sucede así, la mañana termina de a poco pero sin piedad, con los desquicios de libertad que durante la noche disfruto.  Incorporarse a la rutina cada vez  resulta más complicado, por lo general comienzo con  la taza de café, que más o menos des aletarga mis sentidos y me permite comenzar a reconocerme, observar mis  manos que no me son del todo familiares, me hace pensar que este cuerpo no me pertenece, siento que usurpara un lugar en el mundo, en este mundo al menos.

jueves, 11 de agosto de 2011

Estrenado 28 o Más sabe el diablo, etc.

Mi amigo Román, tiene una forma fenomenal de hacerme sentir bien cada que comienzo a mal viajarme por estar en la antesala del tercer piso, habla sobre la intensidad y la locura, de las noches y los excesos, de los placeres y el sexo, de la intelectualidad y el arte, del conocimiento y el trabajo, al conjunto de todas esas características las llama: ser un adulto contemporáneo. Muchas de esas cosas son clichés raros, que en algún momento encajaron conmigo, pero que ahora no son más que intensos recuerdos otras las sigo disfrutando, como cuando recién se descubren. Contemporáneamente o a la antigua he llegado a la precisa edad de 28 años, logré llegar a esta cifra sin deprimirme de manera previa, por el contrario, esperaba ansiosa, los regalos, la fiesta, los abrazos, las reflexiones y todas esas cosas que vienen con los cumpleaños


Pasaron cosas muy interesantes la semana previa al cumpleaños, por ejemplo el lunes una caja misteriosa con los primeros 6 tomos de En busca del tiempo perdido, con una botella de tinto y un anónimo que decía: Mi último suspiro, si quieres el séptimo encuéntrame, Feliz cumpleaños. La verdad es que de inicio, no quería ni abrir los libros, que tal si tenían ántrax o algo parecido. Después pensé que tenía un acosador y claro cómo producto de horas y horas, viendo mentes criminales, asumí que el ignoto tendría que ser un hombre caucásico, a falta de Spencer (o por dios chiquito papá), comencé la investigación, hice una lista de sospechosos, en realidad era una lista muy pequeña, no hay tanta gente en este planeta que tuviera tan lindo detalle conmigo, fui tachándolos de uno por uno, a “X” porque Proust le puede sonar a marca de condones, a “Y” porque es proporcionalmente culto a su tacañería, a “Z” porque me entreviste con él y pude ver en sus ojos que no mentía cuando decía que él se declaraba inocente.

Cierto extraterrestre que rondaba mi tierra, me dio unas lecciones de vida intergaláctica maravillosas, útiles pero al mismo tiempo muy reveladoras, parecía en este momento que el mundo se venía abajo, después de observar el infinito, el mundo se vuelve tan pequeño, pero comprendí casi al instante que por eso mismo, más y más valioso.

Otro día de esa semana un corazón roto en casa, me obligó a descorchar el vino enviado por el ignoto, además de una botella más abandonada por mi ahora abstemio vecino, y entre charlas de faldas y de pantalones, mi buen amigo Romy me permitió abrir el regalo que desde el lunes aguardaba en mi habitación, con un letrero especificando que no podía ser abierto hasta exactamente el día 30, pero ese día para aligerar el sufrimiento del corazón roto, de él por supuesto, pude quitar ese rojo papel de Puca, que cubría la caja para descubrir “o por dios, es grandioso” tenía, bueno ahora tengo en mis manos la serie completa de los Thundercats… uoooo!! La mera onda, ya tenía hasta ese momento dos regalos muy rifados, el primero de un ente desconocido y el segundo de mi Cuatisimo, hermano Romy.

Durante toda la semana estuve planeando mi gran fiesta “sorpresa” de cumpleaños, mandé la invitación por la red social de moda, el objetivo reventar la casa, el contra tiempo mi vecino que decidió era la mejor idea traer a su esposa y a sus tres hijas a pasar unos días en la casa, y lo digo así literalmente en la casa, no en la ciudad, no, no de vacaciones, no, en la casa. El panorama ante eso no fue bueno, parecía que las cosas comenzaban a no salir bien. La fiesta tuvo que ser pospuesta, con resultados desastrosos, los invitados no llegaron, la festejada se enfermo y todo termino en cuatro cajas de pañuelos desechables y una cantidad impresionante de mocos.

Como sea, el día de mi cumpleaños, tuve un pastel familiar, papá y mamá vinieron a verme (bueno en realidad vinieron a ver a León, pero aprovecharon para darme mi abracito), sople velitas, le mordí al pastel y esas cosas bellas que no se pierden como costumbre en mi familia.

Puff, ya para cerrar este post, los 28 empezaron como ha sido toda mi vida, un excitante espiral de acontecimientos, hasta el momento no se quien es el ignoto, pero ya no quiero saberlo, no he terminado de ver los Thundercats pero en eso estoy, mi familia sigue siendo uno de los pilares más sólidos y maravillosos que tengo, todavía no se me terminan los mocos, pero al menos sé que de esta gripe no estaba destinada a morir. Por último, como último acto de depuración, arme una carpeta con todas las fotografías de pasados dolientes, las comprimí, las mandé muy lejos de mi alcance y elevé mi ancla definitivamente, lloré, si lloré mucho, no es fácil cerrar una ventana que sin querer mantienes abierta, pero ya, es momento de navegar otros horizontes y encontrarse en otras miradas.

Creo que ahora si me excedí con la dimensión y lo personal del post, pero como siempre digo en estos casos, "ES MI BLOG Y ESCRIBO LO QUE QUIERA".

martes, 9 de agosto de 2011

Espejos

Ella le confesó su amor por los espejos.

Él se rompió en ese instante

dejándole como herencia

siete años de mal amor.

domingo, 7 de agosto de 2011

Los domingos



Aunque me resista a aceptarlo, soy un animal de costumbres y rutinas; los domingos acostumbro dejar que las palabras se amotinen en el cuerpo y al final broten como se les dé la gana, está no es una experiencia del todo placentera, más por el contrario, tendría que decir que es dolorosa, las palabras tienen garras y dientes afilados que lastiman en su paso apresurado y violento que busca desbordarse. Los demás días es más fácil enredarlas entre los dedos, entretenerlas entre lecturas y discursos, quizás hasta acariciarlas un poco, jugar con ellas como si fueran felinos domesticados que cuando les es preciso se acercan a ronronearle a su amo, en fin, utilizar las necesarias y fingir que no existe el resto.

Es domingo, es normal, las palabras se suicidan.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Haciendo que trabajo

La misión escribir algo con el título de 5 libros de la biblioteca de aula.  Mis libros elegidos:


El resultado:
El corazón de la noche esconde un Bestiario fantástico de seres atroces, con pieles delgadas, plagadas de angustias, como suspiros de mar. Yo formo parte de esa legión, de los que se esconden bajo las estrellas y suplican “que me bautice el viento”. Pocos pueden vernos a los ojos, pero quien logra hacerlo se hace poseedor de la perla que nos habita y damos con ellos un brinco al cielo.

lunes, 1 de agosto de 2011

Sueños

Después de la huida nocturna y la breve suspensión del silencio, despertó en casa y sintió placenteramente como se desvanecía el sueño…
Imagen Javier G. Pacheco

Sola

18:50
Anoche hablaba con ella, evasiva como siempre, enredaba sus dedos en mi cabello para no contestarme. Me exaspera la contundencia que tiene para encajar sus uñas en mi espalda y hacerme amarla cuando tanto la detesto. Se fumó mis cigarrillos, se bebió mi cerveza y manchó mi teclado con palabras llanas, con quejas pueriles, de pasados mejores, de un presente ambiguo, de tiempos no venideros. La observé, le reñí, pero como siempre, es ella más fuerte que yo, basta su fría mano posándose un segundo sobre mi hombro, para corroborar: le pertenezco.


Entonces ella y yo escribimos cartas. Sí, cartas: largas, alegres, formales, cortas, confidenciales, tristes, hermosas, emotivas, absurdas, frías, honestas, crueles, falsas, etc. Cartas. Algunas las firmé yo, la mayoría lo hizo ella, en realidad no importa, no tienen destinatario alguno. Cuando llegó la mañana y la rutina la hizo brincar para huir por la ventana, me susurró al oído a manera de despedida: Buen día, triste hermana, sola, sola, sola..
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Caligrama

21:37
Costó mucho trabajo, pero al final me siento muy feliz con mi caligrama.
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Ojos

22:42
Fue un día de almas ligeras y ojos callados. Los míos, mis ojos, por el contrario no pararon de hablar, un parloteo incesante los mantuvo ocupados todo el día. Por la mañana conversaron con el espejo, no estoy segura, pero algo me hace suponer que discutieron, no me extrañaría, eso pasa siempre que ese par de descarados se ponen a contar secretos a esos otros dos discretos, que atentos del otro lado observan, se miran, se escuchan y más temprano que tarde, los de dentro terminan por llorar.


Subí al vagón del metro, repleto como ya dije, de almas ligeras, de miradas mudas. Sé que suena contradictorio decir que el alma es ligera cuando los ojos no hablan, pero es real, basta mirar cómo todos ahí dentro se vuelven etéreos, hasta el punto mismo de parecer inexistentes. Y entonces mis ojos comenzaron un monólogo sobre el absurdo entre la multitud, los sorprendí por el cristal diciendo impertinencias, traté de reprenderlos, pero en realidad a ellos poco les importan mis reparos.

A veces me preocupa la soltura del discurso con que a todo mundo van contándole, mis alegrías, mis sin razones, mis penas, mis delirios. Pero al final, qué más da, soy un alma pesada, con unos ojos parlantes, que no paran, ni un minuto, todo el tiempo hablan.

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Una mañana cualquiera

14:36
Desperté con las palabras del sueño en las manos, aún podía sentirlas, no terminaron de desmaterializarse sino hasta minutos después de haber abierto los ojos.  Siempre sucede así, la mañana termina de a poco pero sin piedad, con los desquicios de libertad que durante la noche disfruto.  Incorporarse a la rutina cada vez  resulta más complicado, por lo general comienzo con  la taza de café, que más o menos des aletarga mis sentidos y me permite comenzar a reconocerme, observar mis  manos que no me son del todo familiares, me hace pensar que este cuerpo no me pertenece, siento que usurpara un lugar en el mundo, en este mundo al menos.
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Estrenado 28 o Más sabe el diablo, etc.

0:19
Mi amigo Román, tiene una forma fenomenal de hacerme sentir bien cada que comienzo a mal viajarme por estar en la antesala del tercer piso, habla sobre la intensidad y la locura, de las noches y los excesos, de los placeres y el sexo, de la intelectualidad y el arte, del conocimiento y el trabajo, al conjunto de todas esas características las llama: ser un adulto contemporáneo. Muchas de esas cosas son clichés raros, que en algún momento encajaron conmigo, pero que ahora no son más que intensos recuerdos otras las sigo disfrutando, como cuando recién se descubren. Contemporáneamente o a la antigua he llegado a la precisa edad de 28 años, logré llegar a esta cifra sin deprimirme de manera previa, por el contrario, esperaba ansiosa, los regalos, la fiesta, los abrazos, las reflexiones y todas esas cosas que vienen con los cumpleaños


Pasaron cosas muy interesantes la semana previa al cumpleaños, por ejemplo el lunes una caja misteriosa con los primeros 6 tomos de En busca del tiempo perdido, con una botella de tinto y un anónimo que decía: Mi último suspiro, si quieres el séptimo encuéntrame, Feliz cumpleaños. La verdad es que de inicio, no quería ni abrir los libros, que tal si tenían ántrax o algo parecido. Después pensé que tenía un acosador y claro cómo producto de horas y horas, viendo mentes criminales, asumí que el ignoto tendría que ser un hombre caucásico, a falta de Spencer (o por dios chiquito papá), comencé la investigación, hice una lista de sospechosos, en realidad era una lista muy pequeña, no hay tanta gente en este planeta que tuviera tan lindo detalle conmigo, fui tachándolos de uno por uno, a “X” porque Proust le puede sonar a marca de condones, a “Y” porque es proporcionalmente culto a su tacañería, a “Z” porque me entreviste con él y pude ver en sus ojos que no mentía cuando decía que él se declaraba inocente.

Cierto extraterrestre que rondaba mi tierra, me dio unas lecciones de vida intergaláctica maravillosas, útiles pero al mismo tiempo muy reveladoras, parecía en este momento que el mundo se venía abajo, después de observar el infinito, el mundo se vuelve tan pequeño, pero comprendí casi al instante que por eso mismo, más y más valioso.

Otro día de esa semana un corazón roto en casa, me obligó a descorchar el vino enviado por el ignoto, además de una botella más abandonada por mi ahora abstemio vecino, y entre charlas de faldas y de pantalones, mi buen amigo Romy me permitió abrir el regalo que desde el lunes aguardaba en mi habitación, con un letrero especificando que no podía ser abierto hasta exactamente el día 30, pero ese día para aligerar el sufrimiento del corazón roto, de él por supuesto, pude quitar ese rojo papel de Puca, que cubría la caja para descubrir “o por dios, es grandioso” tenía, bueno ahora tengo en mis manos la serie completa de los Thundercats… uoooo!! La mera onda, ya tenía hasta ese momento dos regalos muy rifados, el primero de un ente desconocido y el segundo de mi Cuatisimo, hermano Romy.

Durante toda la semana estuve planeando mi gran fiesta “sorpresa” de cumpleaños, mandé la invitación por la red social de moda, el objetivo reventar la casa, el contra tiempo mi vecino que decidió era la mejor idea traer a su esposa y a sus tres hijas a pasar unos días en la casa, y lo digo así literalmente en la casa, no en la ciudad, no, no de vacaciones, no, en la casa. El panorama ante eso no fue bueno, parecía que las cosas comenzaban a no salir bien. La fiesta tuvo que ser pospuesta, con resultados desastrosos, los invitados no llegaron, la festejada se enfermo y todo termino en cuatro cajas de pañuelos desechables y una cantidad impresionante de mocos.

Como sea, el día de mi cumpleaños, tuve un pastel familiar, papá y mamá vinieron a verme (bueno en realidad vinieron a ver a León, pero aprovecharon para darme mi abracito), sople velitas, le mordí al pastel y esas cosas bellas que no se pierden como costumbre en mi familia.

Puff, ya para cerrar este post, los 28 empezaron como ha sido toda mi vida, un excitante espiral de acontecimientos, hasta el momento no se quien es el ignoto, pero ya no quiero saberlo, no he terminado de ver los Thundercats pero en eso estoy, mi familia sigue siendo uno de los pilares más sólidos y maravillosos que tengo, todavía no se me terminan los mocos, pero al menos sé que de esta gripe no estaba destinada a morir. Por último, como último acto de depuración, arme una carpeta con todas las fotografías de pasados dolientes, las comprimí, las mandé muy lejos de mi alcance y elevé mi ancla definitivamente, lloré, si lloré mucho, no es fácil cerrar una ventana que sin querer mantienes abierta, pero ya, es momento de navegar otros horizontes y encontrarse en otras miradas.

Creo que ahora si me excedí con la dimensión y lo personal del post, pero como siempre digo en estos casos, "ES MI BLOG Y ESCRIBO LO QUE QUIERA".
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Espejos

15:47
Ella le confesó su amor por los espejos.

Él se rompió en ese instante

dejándole como herencia

siete años de mal amor.

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Los domingos

21:38


Aunque me resista a aceptarlo, soy un animal de costumbres y rutinas; los domingos acostumbro dejar que las palabras se amotinen en el cuerpo y al final broten como se les dé la gana, está no es una experiencia del todo placentera, más por el contrario, tendría que decir que es dolorosa, las palabras tienen garras y dientes afilados que lastiman en su paso apresurado y violento que busca desbordarse. Los demás días es más fácil enredarlas entre los dedos, entretenerlas entre lecturas y discursos, quizás hasta acariciarlas un poco, jugar con ellas como si fueran felinos domesticados que cuando les es preciso se acercan a ronronearle a su amo, en fin, utilizar las necesarias y fingir que no existe el resto.

Es domingo, es normal, las palabras se suicidan.
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Haciendo que trabajo

14:06
La misión escribir algo con el título de 5 libros de la biblioteca de aula.  Mis libros elegidos:


El resultado:
El corazón de la noche esconde un Bestiario fantástico de seres atroces, con pieles delgadas, plagadas de angustias, como suspiros de mar. Yo formo parte de esa legión, de los que se esconden bajo las estrellas y suplican “que me bautice el viento”. Pocos pueden vernos a los ojos, pero quien logra hacerlo se hace poseedor de la perla que nos habita y damos con ellos un brinco al cielo.

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Sueños

21:58
Después de la huida nocturna y la breve suspensión del silencio, despertó en casa y sintió placenteramente como se desvanecía el sueño…
Imagen Javier G. Pacheco
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