lunes, 22 de noviembre de 2010

El despertador



Si el sueño fuera (como dicen) una

tregua, un puro reposo de la mente,

¿por qué, si te despiertan bruscamente,

sientes que te han robado una fortuna?
 
Jorge Luis Borges
 
    Y entonces las ganas de llorar se van del cuerpo, estás tan cansada de hacerlo durante tanto tiempo, que solo un espasmo que te sacude arrítmicamente de vez en cuando ha quedado. No quieres abrir los ojos, sabes que sea lo que sea que veas al hacerlo no va a gustarte. Pasas una mano sobre tu piel tratando de reconocer tu cuerpo, quieres sentir que aún eres tú que aún te perteneces, te das cuenta que estás desnuda y sientes frío. Escuchas sus voces distorsionadas viniendo de ninguna parte, intentas atrapar en tus oídos alguna que aún en su distorsión te sea familiar, pero no lo consigues todas pasan de largo, no hablan contigo, hablan de ti. Te entregas por un momento, al espasmo, a tu tacto, al cuchicheo indescifrable que te rodea, al frío de tres vidas en tus huesos y entonces despiertas, otro día comienza.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Correspondencia imaginaria


Muy apreciable señor distante:


Las posibilidades se manifiestan en las situaciones más extrañas; la elección que determine la siguiente situación será parte aguas para lo que venga detrás. Intentaré ser más clara: edifico mi vida a partir de aquello que las circunstancias azarosas van mostrando, no sé si esto sea bueno o malo (nunca me ha gustado hacer ese tipo de juicios), simplemente es así, y no conozco otra forma de hacerlo.
Pero no es por esto que le escribo, la razón de esta carta son los conejitos, la arena, porque me gusta escribir cartas; quizás también sea que hace calor las sabanas se adhieren a la piel imposibilitando conciliar el preciado sueño.
En ocasiones despierto con la sensación de haber comenzado a soñar, todo parece parte de un lienzo en el que un desconocido pintor surrealista trabaja incesantemente para ilustrar una visión distorsionada de la "realidad", entonces froto mis ojos y repito para mis adentros: despierta, despierta!, observo mis manos para asegurarme que siguen ahí, busco mis lentes, pretendo integrarme al mundo,pero este es precisamente el momento más difícil, cuando tengo que dilucidar si es verdad que he despertado… siento el frío del suelo, entonces me pregunto si no es acaso que la sabana se me ha corrido y he dejado mis pies al descubierto….Pero no, escribir sobre la interrogante de soñar o vivir, tampoco es la intención de esta carta, eso ya lo han hecho muchos, Descartes el mejor quizás entre tantos; en este momento no quiero llevar mis cavilaciones hacia genios malignos, ni dudas metódicas… Así que volveré a lo que me ocupaba inicialmente: escribirle una carta sobre los conejitos y la arena
La gente escribe contra el olvido, yo preferiría escribir para olvidar. Cuando pienso en esa necesidad humana de empolvar la memoria, inmediatamente acude a mi cabeza Funes el memorioso, el que no pudo con tanto recordar… a veces creo que yo tampoco olvido, es como si eso sólo estuviera permitido a algunos; nosotros, el resto, vivimos fragmentados, ajenos, siendo los miles que nos habitan, estamos condenados a ser los otros, a los que más valdría olvidar para no perder la razón… Usted disculpe, me olvidaba, el fin de estas líneas tampoco es hacer una exposición de retorcidas ideas. Lo que en realidad pretendo es contarle sobre los conejitos, la arena, pero sobre todo el calor de esta noche.
Nunca me han gustado ni el frío ni el calor, prefiero el verano, cuando llueve, es como si lavaran al mundo, aunque, agua no sea suficiente para limpiarlo; eso me conduce a pensar que la lluvia es llanto, el mundo llora su miseria, sobra decirle que nunca he sido muy optimista en lo que a la especie humana respecta, precisamente por eso siento que le dolemos... Yo también lloro, por todo, hasta sin causa, a mí me duele el mundo…Hablarle sobre mis dolencias por tentador que me resulte, no es lo que me lleva esta noche a mantenerme frente al monitor, la empresa que persigo es poder hablarle de los conejitos y la arena … aunque eso no resulte nada entretenido.
No, creo q hablar de conejitos y arena no es de buen gusto a estas horas.
Queda de usted:
Gabrieluska, su antigua aprendiz de maga.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Perdón por la tristeza

El abuelo se fue, a veces lo extraño un poco, pero no es eso lo que me entristece.

Vi a mi Sauce, cada vez más distinto, menos mío, pero no es eso lo que me entristece.

El frío de San Cristóbal me genera una especie de nostalgia chiclosa, pero no eso no me entristece.

Mi mejor amiga se casa con un pendejo por cumplir con protocolos sociales, pero no, eso no es lo q me entristece.

Iván decía, que me la paso buscándole tres patas al gato, y a lo mejor tenía razón, no sé, no estoy segura de que es lo que me entristece, pero siento como me cala hasta los huesos esta tristeza rara, que nubla la mirada y no me deja poner claras las ideas.


 

martes, 2 de noviembre de 2010

Ya no te espero


Ya no te espero, leíste una mañana entre los de dedos de tu mano, de momento no te fue posible entender del todo el mensaje, no sabías si eras la emisora o la receptora de tan atroz declaración. Pensaste que era la prolongación del sueño, aunque tampoco tenías muy claro que habías estado soñando, sentías el cuerpo cansado, como si por la noche hubieras estado caminando incesantemente. Ya no te espero, volviste a leer y sentiste como las emociones se te estrujaron en el estomago, fue como si todas las noches juntas se amotinaran esa mañana y pretendieran entrar por tu ventana, cerraste los ojos y repetiste en voz alta, ya no te espero, en ese momento comprendiste, las palabras taladraron tus oídos, fue como si decirlo te despertara del letargo, tú eras quien emitía el mensaje, eras tú la que esa mañana después de tanto camino andado decidió soltar las amarras para gritar bien fuerte Ya no te espero.

Cosas que pasan en el cine


Ayer después de huir del gato de quienes amablemente me dieron asilo en San Cristóbal (nota mental, nunca tener un gato) decidí ir al cine, mi intención era ver Biutiful, la he estado esperando desde hace mucho tiempo, pero resulta que aquí aún no está en cartelera, que coraje, pero afortunadamente había algo de la muestra de cine francés, digo eso no era garantía de nada pero sonaba mucho mejor que "amor a distancia" ò "paranormal", no tengo nada en contra del cine comercial al estilo Hollywood, es sólo que hay cosas que basta ver los avances para saber que no serán una buena experiencia, en fin que compré mi boleto y me dirigí a la sala completamente vacía, que raro, pensé, domingo y una sala vacía, escogí el lugar más cómodo y me dispuse a esperar, poco antes de que iniciara la película entro una pareja y un señor, la función comenzó con un corto mexicano, muy bueno la verdad, bastante bien pensado, que se llama "La mina de oro", después dio inicio la película, que si bien no es lo mejor que he visto en mi vida, creo que la trama es bastante buena, pero ese no es el asunto que quiero contar, el asunto es que no pasados 10 minutos de que comenzara, toda la sala se vio invadida por un ronquido espantoso, parecía una locomotora descompuesta, o un león hambriento, inmediatamente asumí que se trataba del caballero maduro que había entrado solo, pero volteé de forma nada discreta para identificar el lugar de donde provenía el bestial sonido, y ave maría purísima, es indescriptible lo que mis cuasi castos ojos vieron, bueno en realidad exagero un poco, la pareja de jovenzuelos que también estaba en la sala, se encontraba a la mitad o al inicio, eso no puedo aseverarlo, de algo impropio para la ocasión, o al menos para mí ocasión. Habíamos cuatro personas en la sala un tarde de domingo, dos fajaban sin pudor alguno, uno dormía como bendito y una más se reía de q pasen estas cosas en el cine, ereo que entonces entendí porque solo exhibirán la cinta tres días y también porque Biutiful no es una prioridad en los estrenos del mes y el último exorcismo sí. Lo único que me quedo fue reírme y concentrarme en la película, supongo que mi risa despertó al durmiente, porque por la mitad de la película en adelante no sé escucho más y bueno, a los otros dos estoy segura que nada los cohibió en ese intercambio de amor que se tenían. En fin supongo que ya será ahora que este en el DF que vea Biutiful. Me quede con ganas de más cortometrajes. Me gustan los cortometrajes. Sigo extrañando Morelia y su festival, siempre sólo iba a los cortometrajes.

El despertador

13:45


Si el sueño fuera (como dicen) una

tregua, un puro reposo de la mente,

¿por qué, si te despiertan bruscamente,

sientes que te han robado una fortuna?
 
Jorge Luis Borges
 
    Y entonces las ganas de llorar se van del cuerpo, estás tan cansada de hacerlo durante tanto tiempo, que solo un espasmo que te sacude arrítmicamente de vez en cuando ha quedado. No quieres abrir los ojos, sabes que sea lo que sea que veas al hacerlo no va a gustarte. Pasas una mano sobre tu piel tratando de reconocer tu cuerpo, quieres sentir que aún eres tú que aún te perteneces, te das cuenta que estás desnuda y sientes frío. Escuchas sus voces distorsionadas viniendo de ninguna parte, intentas atrapar en tus oídos alguna que aún en su distorsión te sea familiar, pero no lo consigues todas pasan de largo, no hablan contigo, hablan de ti. Te entregas por un momento, al espasmo, a tu tacto, al cuchicheo indescifrable que te rodea, al frío de tres vidas en tus huesos y entonces despiertas, otro día comienza.
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Correspondencia imaginaria

23:06

Muy apreciable señor distante:


Las posibilidades se manifiestan en las situaciones más extrañas; la elección que determine la siguiente situación será parte aguas para lo que venga detrás. Intentaré ser más clara: edifico mi vida a partir de aquello que las circunstancias azarosas van mostrando, no sé si esto sea bueno o malo (nunca me ha gustado hacer ese tipo de juicios), simplemente es así, y no conozco otra forma de hacerlo.
Pero no es por esto que le escribo, la razón de esta carta son los conejitos, la arena, porque me gusta escribir cartas; quizás también sea que hace calor las sabanas se adhieren a la piel imposibilitando conciliar el preciado sueño.
En ocasiones despierto con la sensación de haber comenzado a soñar, todo parece parte de un lienzo en el que un desconocido pintor surrealista trabaja incesantemente para ilustrar una visión distorsionada de la "realidad", entonces froto mis ojos y repito para mis adentros: despierta, despierta!, observo mis manos para asegurarme que siguen ahí, busco mis lentes, pretendo integrarme al mundo,pero este es precisamente el momento más difícil, cuando tengo que dilucidar si es verdad que he despertado… siento el frío del suelo, entonces me pregunto si no es acaso que la sabana se me ha corrido y he dejado mis pies al descubierto….Pero no, escribir sobre la interrogante de soñar o vivir, tampoco es la intención de esta carta, eso ya lo han hecho muchos, Descartes el mejor quizás entre tantos; en este momento no quiero llevar mis cavilaciones hacia genios malignos, ni dudas metódicas… Así que volveré a lo que me ocupaba inicialmente: escribirle una carta sobre los conejitos y la arena
La gente escribe contra el olvido, yo preferiría escribir para olvidar. Cuando pienso en esa necesidad humana de empolvar la memoria, inmediatamente acude a mi cabeza Funes el memorioso, el que no pudo con tanto recordar… a veces creo que yo tampoco olvido, es como si eso sólo estuviera permitido a algunos; nosotros, el resto, vivimos fragmentados, ajenos, siendo los miles que nos habitan, estamos condenados a ser los otros, a los que más valdría olvidar para no perder la razón… Usted disculpe, me olvidaba, el fin de estas líneas tampoco es hacer una exposición de retorcidas ideas. Lo que en realidad pretendo es contarle sobre los conejitos, la arena, pero sobre todo el calor de esta noche.
Nunca me han gustado ni el frío ni el calor, prefiero el verano, cuando llueve, es como si lavaran al mundo, aunque, agua no sea suficiente para limpiarlo; eso me conduce a pensar que la lluvia es llanto, el mundo llora su miseria, sobra decirle que nunca he sido muy optimista en lo que a la especie humana respecta, precisamente por eso siento que le dolemos... Yo también lloro, por todo, hasta sin causa, a mí me duele el mundo…Hablarle sobre mis dolencias por tentador que me resulte, no es lo que me lleva esta noche a mantenerme frente al monitor, la empresa que persigo es poder hablarle de los conejitos y la arena … aunque eso no resulte nada entretenido.
No, creo q hablar de conejitos y arena no es de buen gusto a estas horas.
Queda de usted:
Gabrieluska, su antigua aprendiz de maga.
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Perdón por la tristeza

12:18

El abuelo se fue, a veces lo extraño un poco, pero no es eso lo que me entristece.

Vi a mi Sauce, cada vez más distinto, menos mío, pero no es eso lo que me entristece.

El frío de San Cristóbal me genera una especie de nostalgia chiclosa, pero no eso no me entristece.

Mi mejor amiga se casa con un pendejo por cumplir con protocolos sociales, pero no, eso no es lo q me entristece.

Iván decía, que me la paso buscándole tres patas al gato, y a lo mejor tenía razón, no sé, no estoy segura de que es lo que me entristece, pero siento como me cala hasta los huesos esta tristeza rara, que nubla la mirada y no me deja poner claras las ideas.


 

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Ya no te espero

21:10

Ya no te espero, leíste una mañana entre los de dedos de tu mano, de momento no te fue posible entender del todo el mensaje, no sabías si eras la emisora o la receptora de tan atroz declaración. Pensaste que era la prolongación del sueño, aunque tampoco tenías muy claro que habías estado soñando, sentías el cuerpo cansado, como si por la noche hubieras estado caminando incesantemente. Ya no te espero, volviste a leer y sentiste como las emociones se te estrujaron en el estomago, fue como si todas las noches juntas se amotinaran esa mañana y pretendieran entrar por tu ventana, cerraste los ojos y repetiste en voz alta, ya no te espero, en ese momento comprendiste, las palabras taladraron tus oídos, fue como si decirlo te despertara del letargo, tú eras quien emitía el mensaje, eras tú la que esa mañana después de tanto camino andado decidió soltar las amarras para gritar bien fuerte Ya no te espero.
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Cosas que pasan en el cine

1:34

Ayer después de huir del gato de quienes amablemente me dieron asilo en San Cristóbal (nota mental, nunca tener un gato) decidí ir al cine, mi intención era ver Biutiful, la he estado esperando desde hace mucho tiempo, pero resulta que aquí aún no está en cartelera, que coraje, pero afortunadamente había algo de la muestra de cine francés, digo eso no era garantía de nada pero sonaba mucho mejor que "amor a distancia" ò "paranormal", no tengo nada en contra del cine comercial al estilo Hollywood, es sólo que hay cosas que basta ver los avances para saber que no serán una buena experiencia, en fin que compré mi boleto y me dirigí a la sala completamente vacía, que raro, pensé, domingo y una sala vacía, escogí el lugar más cómodo y me dispuse a esperar, poco antes de que iniciara la película entro una pareja y un señor, la función comenzó con un corto mexicano, muy bueno la verdad, bastante bien pensado, que se llama "La mina de oro", después dio inicio la película, que si bien no es lo mejor que he visto en mi vida, creo que la trama es bastante buena, pero ese no es el asunto que quiero contar, el asunto es que no pasados 10 minutos de que comenzara, toda la sala se vio invadida por un ronquido espantoso, parecía una locomotora descompuesta, o un león hambriento, inmediatamente asumí que se trataba del caballero maduro que había entrado solo, pero volteé de forma nada discreta para identificar el lugar de donde provenía el bestial sonido, y ave maría purísima, es indescriptible lo que mis cuasi castos ojos vieron, bueno en realidad exagero un poco, la pareja de jovenzuelos que también estaba en la sala, se encontraba a la mitad o al inicio, eso no puedo aseverarlo, de algo impropio para la ocasión, o al menos para mí ocasión. Habíamos cuatro personas en la sala un tarde de domingo, dos fajaban sin pudor alguno, uno dormía como bendito y una más se reía de q pasen estas cosas en el cine, ereo que entonces entendí porque solo exhibirán la cinta tres días y también porque Biutiful no es una prioridad en los estrenos del mes y el último exorcismo sí. Lo único que me quedo fue reírme y concentrarme en la película, supongo que mi risa despertó al durmiente, porque por la mitad de la película en adelante no sé escucho más y bueno, a los otros dos estoy segura que nada los cohibió en ese intercambio de amor que se tenían. En fin supongo que ya será ahora que este en el DF que vea Biutiful. Me quede con ganas de más cortometrajes. Me gustan los cortometrajes. Sigo extrañando Morelia y su festival, siempre sólo iba a los cortometrajes.
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