Voy a comenzar a escribir reconociendo que esta vez no tengo
la menor idea de cómo comenzar. Había pensado en una entrada larga sobre las
vacaciones, era mi intención hablar de Ella, explicar mi superpoder de
configurar y desconfigurarme la vida en un solo pase mágico, también quería
hablar de él, el hombre de los ojos profundos y los sueños cortos. Pero nada,
que la verdad no sé por dónde comenzar. Esta hoja en blanco es como diván de
analista al inicio de consulta. El cursor parpadea frente a mí y casi puedo
imaginarlo cruzando su piernita mientras
lleva la mano a su mentón y con cara afable pero inquisidora me dice “¿…y bien
Gabriela?” Y bien qué, como odio a ese
cursor y como odio al analista. Pero en ambos casos sé que es menester
continuar, en el caso del loquero porque igual habré de pagarle, con el cursor
porque las ideas me siguen rondando y no pararan hasta verse todas o casi
todas, bueno algunas, plasmadas en la pantalla. Al final en ambos casos, es
necesario seguir adelante porque de otra forma terminare muriendo asfixia
emocional, de congestión de ideas o algo peor. Anoche soñé con peces, es un
sueño recurrente. Hoy no he podido concentrarme en terminar el reporte. Mañana y alba
son palabras que me gustan. Vaya que se siente alivio volver a debrayar
a este espacio que es mío y nada más.
Tiempo gestual. Est
Hace 1 día