martes, 22 de abril de 2014

Bla bla bla

Voy a comenzar a escribir reconociendo que esta vez no tengo la menor idea de cómo comenzar. Había pensado en una entrada larga sobre las vacaciones, era mi intención hablar de Ella, explicar mi superpoder de configurar y desconfigurarme la vida en un solo pase mágico, también quería hablar de él, el hombre de los ojos profundos y los sueños cortos. Pero nada, que la verdad no sé por dónde comenzar. Esta hoja en blanco es como diván de analista al inicio de consulta. El cursor parpadea frente a mí y casi puedo imaginarlo  cruzando su piernita mientras lleva la mano a su mentón y con cara afable pero inquisidora me dice “¿…y bien Gabriela?”  Y bien qué, como odio a ese cursor y como odio al analista. Pero en ambos casos sé que es menester continuar, en el caso del loquero porque igual habré de pagarle, con el cursor porque las ideas me siguen rondando y no pararan hasta verse todas o casi todas, bueno algunas, plasmadas en la pantalla. Al final en ambos casos, es necesario seguir adelante porque de otra forma terminare muriendo asfixia emocional, de congestión de ideas o algo peor. Anoche soñé con peces, es un sueño recurrente. Hoy no he podido concentrarme en terminar el reporte.  Mañana y alba  son palabras que me gustan. Vaya que se siente alivio volver a debrayar a este espacio que es mío y nada más.

miércoles, 9 de abril de 2014

Ensalmo IV.


 Repita con vehemencia mística de orgasmo plenilunar frente a los restos de cristal que a sus pies se encuentran: Creo en los espejos que quieren ser aves.
 Posteriormente lleve su mano izquierda al corazón y con la otra toque su sexo. Imagine al ser amado y continué orando al Dios profano de su preferencia: Quiero una noche nueva para romperme en ella.

No se detenga hasta que aves, amores o soles le inunden. 

jueves, 3 de abril de 2014

Instrucciones

Desde la parte más alta de la montaña de su preferencia, decídase por dar el paso. Por esta vez el abismo no está tan lejos, apenas un salto y listo. No apriete los puños como quien intenta llevar algo consigo, no tiene caso, en el vértigo que la caída provoque, no tendrá más remedio que soltarlo todo. Tener miedo es normal, pero ya ha vivido más de un par de décadas asustado y pusilánime sin querer apenas mirar hacia abajo. No puedo decirle que no habrá de dolerle, nadie regresó nunca para desmentir tal hecho. Tome un minuto para pensar en los que se quedan, pero que no sea más de eso, pues corre el riesgo de arrepentirse y en este sitio nada ha cambiado. Si lo prefiere deje una nota antes del salto, no para dar motivos, tan solo para decir adiós, es de mal gusto irse sin despedirse. Cuando esté listo despréndase de sus vestimentas, volar o caer  no requieren de ornamentos mundanos.  Puede tomar un impulso para alentar el viaje, puede solo dejarse caer, eso no tiene importancia. Una vez que sienta el viento romperle en el rostro abra sus brazos, extienda sus piernas, grite; pero por favor no llore. No haga de esta sublimación espiritual un dramático entuerto. No cierre los ojos y tenga usted un maravilloso viaje.  

miércoles, 2 de abril de 2014

CELOS



Esta noche la hoja no está en blanco, el cursor no reta a mi falta de tino para pisar las teclas de forma correcta, esta noche la delicada efigie de la mujer soñada se asoma a la ventana aún antes de ser evocada, ahí está con su cabello oscuro cayendo como cascada y sus delicadas manos tocando tu imaginación. Enciendo un cigarrillo el mejor lugar común conocido para desviar la atención y pensar que fue un descuido y no un malintencionado plan para reprochar mis amplias caderas y mi falta de encanto. No funciona. Los celos a raudales me invaden y desaparece el juicio, el corazón se empequeñece y la razón no acierta a encontrar un punto fijo. Respiro con la intención de guardar la calma, cierro mis ojos y me ubico en un punto ciego, dónde no haya nada, donde sólo este yo, yo y el espejo de mis inseguridades, ese que me reclama no poder inspirar ni  tres líneas, ese en el que al fondo se muestra un desfile de mujeres desnudas que tus manos desearían estuvieran al frente, pero nada sólo estoy yo; yo y el arrebato de romper el espejo y arrancarme la piel y las ganas.  Regreso del punto ciego, vuelvo al lugar común y enciendo otro cigarro – los lugares comunes son seguros- me concentro en el humo que asciende y sin querer otra vez ella y su piel oscura asomando en el monitor, la bocanada se exige más amplia para borrarle, pero es enorme y yo tan pequeña. Me aferro al hilo de voz, a las palabras las últimas que dirigiste en dirección a mis oídos pero son crueles y la habitación gira y el mundo no se detiene y el tabaco no vuelve tenue la imagen y yo me siento tan triste…

Bla bla bla

22:31
Voy a comenzar a escribir reconociendo que esta vez no tengo la menor idea de cómo comenzar. Había pensado en una entrada larga sobre las vacaciones, era mi intención hablar de Ella, explicar mi superpoder de configurar y desconfigurarme la vida en un solo pase mágico, también quería hablar de él, el hombre de los ojos profundos y los sueños cortos. Pero nada, que la verdad no sé por dónde comenzar. Esta hoja en blanco es como diván de analista al inicio de consulta. El cursor parpadea frente a mí y casi puedo imaginarlo  cruzando su piernita mientras lleva la mano a su mentón y con cara afable pero inquisidora me dice “¿…y bien Gabriela?”  Y bien qué, como odio a ese cursor y como odio al analista. Pero en ambos casos sé que es menester continuar, en el caso del loquero porque igual habré de pagarle, con el cursor porque las ideas me siguen rondando y no pararan hasta verse todas o casi todas, bueno algunas, plasmadas en la pantalla. Al final en ambos casos, es necesario seguir adelante porque de otra forma terminare muriendo asfixia emocional, de congestión de ideas o algo peor. Anoche soñé con peces, es un sueño recurrente. Hoy no he podido concentrarme en terminar el reporte.  Mañana y alba  son palabras que me gustan. Vaya que se siente alivio volver a debrayar a este espacio que es mío y nada más.
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Ensalmo IV.

18:18

 Repita con vehemencia mística de orgasmo plenilunar frente a los restos de cristal que a sus pies se encuentran: Creo en los espejos que quieren ser aves.
 Posteriormente lleve su mano izquierda al corazón y con la otra toque su sexo. Imagine al ser amado y continué orando al Dios profano de su preferencia: Quiero una noche nueva para romperme en ella.

No se detenga hasta que aves, amores o soles le inunden. 
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Instrucciones

18:45
Desde la parte más alta de la montaña de su preferencia, decídase por dar el paso. Por esta vez el abismo no está tan lejos, apenas un salto y listo. No apriete los puños como quien intenta llevar algo consigo, no tiene caso, en el vértigo que la caída provoque, no tendrá más remedio que soltarlo todo. Tener miedo es normal, pero ya ha vivido más de un par de décadas asustado y pusilánime sin querer apenas mirar hacia abajo. No puedo decirle que no habrá de dolerle, nadie regresó nunca para desmentir tal hecho. Tome un minuto para pensar en los que se quedan, pero que no sea más de eso, pues corre el riesgo de arrepentirse y en este sitio nada ha cambiado. Si lo prefiere deje una nota antes del salto, no para dar motivos, tan solo para decir adiós, es de mal gusto irse sin despedirse. Cuando esté listo despréndase de sus vestimentas, volar o caer  no requieren de ornamentos mundanos.  Puede tomar un impulso para alentar el viaje, puede solo dejarse caer, eso no tiene importancia. Una vez que sienta el viento romperle en el rostro abra sus brazos, extienda sus piernas, grite; pero por favor no llore. No haga de esta sublimación espiritual un dramático entuerto. No cierre los ojos y tenga usted un maravilloso viaje.  
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CELOS

23:57


Esta noche la hoja no está en blanco, el cursor no reta a mi falta de tino para pisar las teclas de forma correcta, esta noche la delicada efigie de la mujer soñada se asoma a la ventana aún antes de ser evocada, ahí está con su cabello oscuro cayendo como cascada y sus delicadas manos tocando tu imaginación. Enciendo un cigarrillo el mejor lugar común conocido para desviar la atención y pensar que fue un descuido y no un malintencionado plan para reprochar mis amplias caderas y mi falta de encanto. No funciona. Los celos a raudales me invaden y desaparece el juicio, el corazón se empequeñece y la razón no acierta a encontrar un punto fijo. Respiro con la intención de guardar la calma, cierro mis ojos y me ubico en un punto ciego, dónde no haya nada, donde sólo este yo, yo y el espejo de mis inseguridades, ese que me reclama no poder inspirar ni  tres líneas, ese en el que al fondo se muestra un desfile de mujeres desnudas que tus manos desearían estuvieran al frente, pero nada sólo estoy yo; yo y el arrebato de romper el espejo y arrancarme la piel y las ganas.  Regreso del punto ciego, vuelvo al lugar común y enciendo otro cigarro – los lugares comunes son seguros- me concentro en el humo que asciende y sin querer otra vez ella y su piel oscura asomando en el monitor, la bocanada se exige más amplia para borrarle, pero es enorme y yo tan pequeña. Me aferro al hilo de voz, a las palabras las últimas que dirigiste en dirección a mis oídos pero son crueles y la habitación gira y el mundo no se detiene y el tabaco no vuelve tenue la imagen y yo me siento tan triste…
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