jueves, 5 de mayo de 2011

El pozo de las hadas

Desnuda ante un amanecer inclemente que obliga a dejar las mieles del sueño, para vestir de mundo y antifaces, Patricia abre el closet y elige el atuendo que le venga bien a un martes; pantalones de vestir oscuros, zapatos de punta, blusa contrastante y saco gris. Entra a la ducha y va desprendiéndose al roce con el jabón, de aquel polvo brillante que cubría su piel después de que por la noche nadará en el pozo de las hadas, su cuerpo se materializa y comienza a sentirse vulnerablemente humana, cierra las llaves de la regadera, sacude su cabellera y escurriendo, mientras tirita de frío visualiza su mortal reflejo, sus ojos se pierden en esos otros que la miran al otro lado, toca tímidamente el empañado espejo, con la ilusa esperanza de acariciar el rostro de la mujer q la mira, el contacto de sus dedos con el cristal hace que de la imagen escurran gotas como lágrimas, Patricia muerde sus labios para contener su propio llanto, y comienza una charla, o mejor dicho un largo monólogo con la mujer q la observa detrás del espejo:


“Mírate ahí, tan linda como siempre, tan tú, tan yo, tan libre y tan sola, tus hombros son frágiles no resistirán ya por más tiempo esa angustia que cargas, tus manos son torpes y míralas bien, aún tienen llagas, y q decir de tus ojos de infante asustada ante un mundo que te aplasta cada mañana, ¿porqué no eres honesta Patricia? Porqué no reconoces que ya no puedes con esto, por qué sigues aferrándote a esta absurda existencia, qué puede tener de brillante ser exitosa, ser culta, ser inteligente y claro bonita, que puede haber de brillante si eres tan cobarde, si estas tan sola. No, no llores ¡Tonta! Que eso ya lo has venido haciendo toda tu vida; o si lo prefieres adelante llora, llora hasta ahogarte en tus sollozos a nadie le importa. ¡Mírate patricia! pero no pierdas detalle, observa detenidamente cada pliegue, cada gesto, cada absurda suplica y cada mediocre intento de salvación ¡mírate! Lo vez, no hay respuestas, no hay preguntas, no hay algo que valga, no hay nada.

La frustración estremece todo su ser y se concentra sollozante en las lagrimas q brotan imparables de los ojos de la mujer del espejo, ella cubre su rostro como si quisiera ocultarse , pero aún así siente como el reflejo permanece imperturbable; una extraña cólera de sentirse observada la invade y sin pensarlo golpea el rostro de la Patricia en el espejo, los cristales manchados de sangre caen a sus pies, y ahora ya no solo es una, son muchas las mujeres q la ven por todas partes, no puede escapar de sus miradas irónicas, no puede ocultarse de sus múltiples yos, q la acosan con risas estridentes y reclamos; es como si se hubiera fragmentado y sus demonios quisieran acabar con ella. Con la mano herida toma un trozo de espejo e intenta enterrarlo en otro de los pedazos que está en el suelo, suplica desesperada porque desaparezcan todas, porque la dejen tranquila, golpea frenéticamente en todas direcciones, como si realmente la atacaran.

En esa imparable batalla, lo único q consigue es hacerse más daño, sus manos están destrozadas, sus pies también sangran, y ellas se multiplican a cada golpe, la cordura abandono para siempre a Patricia, que ha decidido triturar con sus dientes cada uno de los fragmentos de sí, que la miran y se burlan, comienza por los pedacitos más pequeños, los introduce en su boca y no se percata de cómo la sangre brota de su lengua y sus mejillas, mastica como si se tratara de un caramelo, las astillas se entierran en su paladar, pero Patricia no abandona la empresa, mastica con más ahínco, disfrutando de cada bocado de cristales que lleva a su boca y comienzan a reventar su garganta. Respirar comienza a resultarle complicado, los vidrios se incrustan y le están cortando la vida. Sin embargo, Patricia sonríe mientras se mira, descubre el rojo escarlata que la cubre y los reflejos en los espejos restantes le dan sensación de estar cubierta nuevamente de polvo de hadas, comienza a abandonar su terrena existencia ahora ella cree ser la hada de las noches, en el último soplo de vida se descubre hada y siente como se sumerge en el pozo.

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El pozo de las hadas

Desnuda ante un amanecer inclemente que obliga a dejar las mieles del sueño, para vestir de mundo y antifaces, Patricia abre el closet y elige el atuendo que le venga bien a un martes; pantalones de vestir oscuros, zapatos de punta, blusa contrastante y saco gris. Entra a la ducha y va desprendiéndose al roce con el jabón, de aquel polvo brillante que cubría su piel después de que por la noche nadará en el pozo de las hadas, su cuerpo se materializa y comienza a sentirse vulnerablemente humana, cierra las llaves de la regadera, sacude su cabellera y escurriendo, mientras tirita de frío visualiza su mortal reflejo, sus ojos se pierden en esos otros que la miran al otro lado, toca tímidamente el empañado espejo, con la ilusa esperanza de acariciar el rostro de la mujer q la mira, el contacto de sus dedos con el cristal hace que de la imagen escurran gotas como lágrimas, Patricia muerde sus labios para contener su propio llanto, y comienza una charla, o mejor dicho un largo monólogo con la mujer q la observa detrás del espejo:


“Mírate ahí, tan linda como siempre, tan tú, tan yo, tan libre y tan sola, tus hombros son frágiles no resistirán ya por más tiempo esa angustia que cargas, tus manos son torpes y míralas bien, aún tienen llagas, y q decir de tus ojos de infante asustada ante un mundo que te aplasta cada mañana, ¿porqué no eres honesta Patricia? Porqué no reconoces que ya no puedes con esto, por qué sigues aferrándote a esta absurda existencia, qué puede tener de brillante ser exitosa, ser culta, ser inteligente y claro bonita, que puede haber de brillante si eres tan cobarde, si estas tan sola. No, no llores ¡Tonta! Que eso ya lo has venido haciendo toda tu vida; o si lo prefieres adelante llora, llora hasta ahogarte en tus sollozos a nadie le importa. ¡Mírate patricia! pero no pierdas detalle, observa detenidamente cada pliegue, cada gesto, cada absurda suplica y cada mediocre intento de salvación ¡mírate! Lo vez, no hay respuestas, no hay preguntas, no hay algo que valga, no hay nada.

La frustración estremece todo su ser y se concentra sollozante en las lagrimas q brotan imparables de los ojos de la mujer del espejo, ella cubre su rostro como si quisiera ocultarse , pero aún así siente como el reflejo permanece imperturbable; una extraña cólera de sentirse observada la invade y sin pensarlo golpea el rostro de la Patricia en el espejo, los cristales manchados de sangre caen a sus pies, y ahora ya no solo es una, son muchas las mujeres q la ven por todas partes, no puede escapar de sus miradas irónicas, no puede ocultarse de sus múltiples yos, q la acosan con risas estridentes y reclamos; es como si se hubiera fragmentado y sus demonios quisieran acabar con ella. Con la mano herida toma un trozo de espejo e intenta enterrarlo en otro de los pedazos que está en el suelo, suplica desesperada porque desaparezcan todas, porque la dejen tranquila, golpea frenéticamente en todas direcciones, como si realmente la atacaran.

En esa imparable batalla, lo único q consigue es hacerse más daño, sus manos están destrozadas, sus pies también sangran, y ellas se multiplican a cada golpe, la cordura abandono para siempre a Patricia, que ha decidido triturar con sus dientes cada uno de los fragmentos de sí, que la miran y se burlan, comienza por los pedacitos más pequeños, los introduce en su boca y no se percata de cómo la sangre brota de su lengua y sus mejillas, mastica como si se tratara de un caramelo, las astillas se entierran en su paladar, pero Patricia no abandona la empresa, mastica con más ahínco, disfrutando de cada bocado de cristales que lleva a su boca y comienzan a reventar su garganta. Respirar comienza a resultarle complicado, los vidrios se incrustan y le están cortando la vida. Sin embargo, Patricia sonríe mientras se mira, descubre el rojo escarlata que la cubre y los reflejos en los espejos restantes le dan sensación de estar cubierta nuevamente de polvo de hadas, comienza a abandonar su terrena existencia ahora ella cree ser la hada de las noches, en el último soplo de vida se descubre hada y siente como se sumerge en el pozo.
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