lunes, 2 de enero de 2012

Para comenzar

“Todo cambiará en mi nueva vida pero ahora no”

Tenía muchas ideas para comenzar este post, había hecho una lista mental de la forma en que debían ir organizadas, hice otra lista de las palabras que debería usar: Laberinto, tú, sueño, él, yo, noche, zapato, corazón, etcétera.  Pero nada, las palabras se amotinan, se volvieron inconexas, absurdas, en fin, aquí mi primer post del año:

No todos, no siempre.
Esta es la que sueña
Las mañanas del mundo se conjuntaban de vez en cuando en el centro de su cuerpo, colapsando en mil brillos y obligándola inevitablemente a retorcerse un poco antes de salir de la cama. Hoy era un día de esos, pero pese al estallido de luces, ella se resistió a levantarse, permaneció observando cómo desde su ombligo se proyectaban rayos violetas hasta el techo. Cerró los ojos y comenzó sin intención de dormir, pero sí de prolongar el sueño, a reconstruir el escenario.  Él estaba ahí, en ese mundo onírico del que se había apropiado sin pedir permiso, sentado sobre un rascacielos jugaba los pies al viento.  Ella decidió no subir. La ventaja de soñar sin dormir, es el poder de decisión,  aunque no es absoluto tiene un rango de posibilidad más amplio que cuando se duerme. Metió las manos en sus bolsillos y comenzó a caminar, seguro que se trataba de una mañana muy fría, pues sentía como se entumían sus dedos, bajó la cabeza un poco para no sentir que el aire le reventaba las mejillas pero sobre todo para no verle a él, ahí en la punta del edificio. 
Las calles eran angostas y en las grandes paredes de los edificios se leían las palabras que estaba segura corrían por sus venas, primero intento leerlas todas, supuso era una revelación, si conseguía anotarlas todas, grabarlas en su memoria, tendría los elementos claves para descifrar la construcción de su realidad última; después se dio por vencida, eran demasiadas y muy confusas, así, optó por elegir únicamente 3 y olvidar el resto.
Los trapecistas siempre le habían causado fascinación, pero por algún trauma de la infancia siempre había tenido miedo a las alturas, pero cuando se sueña no importa si dormido o despierto, se puede trascender a esas cosas, así que olvidándose de la presencia de él por un momento, subió  a la parte más alta de un rascacielos y se aferró al trapecio, una nube espesa, palabras más palabras, tomó impulso y justo antes de saltar del otro lado estaba él…
Sí, este post no tiene sentido.

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Para comenzar

“Todo cambiará en mi nueva vida pero ahora no”

Tenía muchas ideas para comenzar este post, había hecho una lista mental de la forma en que debían ir organizadas, hice otra lista de las palabras que debería usar: Laberinto, tú, sueño, él, yo, noche, zapato, corazón, etcétera.  Pero nada, las palabras se amotinan, se volvieron inconexas, absurdas, en fin, aquí mi primer post del año:

No todos, no siempre.
Esta es la que sueña
Las mañanas del mundo se conjuntaban de vez en cuando en el centro de su cuerpo, colapsando en mil brillos y obligándola inevitablemente a retorcerse un poco antes de salir de la cama. Hoy era un día de esos, pero pese al estallido de luces, ella se resistió a levantarse, permaneció observando cómo desde su ombligo se proyectaban rayos violetas hasta el techo. Cerró los ojos y comenzó sin intención de dormir, pero sí de prolongar el sueño, a reconstruir el escenario.  Él estaba ahí, en ese mundo onírico del que se había apropiado sin pedir permiso, sentado sobre un rascacielos jugaba los pies al viento.  Ella decidió no subir. La ventaja de soñar sin dormir, es el poder de decisión,  aunque no es absoluto tiene un rango de posibilidad más amplio que cuando se duerme. Metió las manos en sus bolsillos y comenzó a caminar, seguro que se trataba de una mañana muy fría, pues sentía como se entumían sus dedos, bajó la cabeza un poco para no sentir que el aire le reventaba las mejillas pero sobre todo para no verle a él, ahí en la punta del edificio. 
Las calles eran angostas y en las grandes paredes de los edificios se leían las palabras que estaba segura corrían por sus venas, primero intento leerlas todas, supuso era una revelación, si conseguía anotarlas todas, grabarlas en su memoria, tendría los elementos claves para descifrar la construcción de su realidad última; después se dio por vencida, eran demasiadas y muy confusas, así, optó por elegir únicamente 3 y olvidar el resto.
Los trapecistas siempre le habían causado fascinación, pero por algún trauma de la infancia siempre había tenido miedo a las alturas, pero cuando se sueña no importa si dormido o despierto, se puede trascender a esas cosas, así que olvidándose de la presencia de él por un momento, subió  a la parte más alta de un rascacielos y se aferró al trapecio, una nube espesa, palabras más palabras, tomó impulso y justo antes de saltar del otro lado estaba él…
Sí, este post no tiene sentido.

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