viernes, 22 de octubre de 2010

Drama queen o las peripecias del viaje a Chiapas


Iniciare confesando que soy la Reyna del drama, sí toda una drama queen, pero más allá de eso, en estos días he resistido estoicamente, digo me gusta hacer drama, pero también cuando hay que aguantar vara, me fajo las faldas y aguanto. El asunto es que me han pasado una serie de cosas, que de manera aislada parecen graciosas, pero todas juntas uno se detiene un momento y dice NO MAMES, si existe el karma, me las está cobrando todas con intereses a tres vidas. Sí esta entrada es para quejarme abiertamente, que para eso tengo un blog, para poder berrear, cuando no tengo a nadie cerca para atormentarlo con mis malviajes.
Cuando decidí venir a Chiapas, estaba segura que viviría cosas que en ningún otro lado podría vivir, que vería lo inimaginable, tanta emoción en mi ser no podía ser contenida,  después del respectivo drama del desprendimiento y las despedidas tomé mis cosas, abordé un avión y llegué hasta aquí. La primera semana fue fenomenal, San Cristóbal es la ciudad más maravillosa del mundo, además venía con compañía, el trabajo fue agradable y ameno, todo parecía indicar que el futuro deparaba algo grandioso para mí.
Fuimos a Chamula, ahí recibí la primera señal del karma, pero ante la emoción, la ignoré completamente, resulta que era día de fiesta para el pueblo, tratamos de seguir al pie de la letra las indicaciones,  no observar a las mujeres de las autoridades que estaban en posición ritual bajo una gran cruz por un lado de la plaza, no aceptar ningún "regalo", no tomar fotografías del interior de la iglesia.  Pagamos nuestros 20 pesos y entramos, una iglesia que solamente había imaginado leyendo Pedro Paramo, no porque él la cite, sino porque esa parecía una imagen sacada de mi Comala imaginaria, en fin un viajesote. Al salir, cual turistas ingenuos a tomar fotos de todo lo que veíamos, la verdad es que yo no mucho, porque la vibra en el lugar era muy densa y me asustaba hasta verlos, por lo cual me acerqué a mi compañera para pedirle que ella tomara las fotos y después fuera tan amable de pasármelas, no pasaron diez minutos de que hice la petición cuando un grupo de por lo menos 20 hombres de la comunidad se abalanzaron sobre mi fotografa compañera y sin más le zamparon un par de sopapos, exigiéndole que borrara las fotos. Después del susto, alguien leyó las letras chiquitas del comprobante de pago para entrar a la iglesia y descubrió que estaban prohibidas las fotos en general, no fotos.
El acontecimiento se volvió una anécdota graciosa de grupo que afortunadamente no paso a más y así termino la semana, mis compañeros volvieron al D.F. y yo me trasladé a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, desde donde operaría en un cubil felino que aún tenía que buscar.  Amablemente una maestra me dio asilo las primeras noches. Un ambiente familiar agradable, un par de niñas encantadoras, que al margen de que yo no sea el ama de los niños, podía vivir con ellas, todo parecía bien hasta que descubrí que tenían un hámster, que habitaba libremente por toda la casa, curiosamente lo descubrí una mañana cuando después de bañarme, metí la mano a mi mochila para buscar mi ropa y algo peludo y móvil chilló al sentirse apachurrado,  después del susto  que nos llevamos ambos,decidí que ese mismo día tenía que encontrar el cubil, y así lo hice, un cuarto de azotea en el centro de la ciudad. Pagué mi renta y me dieron mi llave, prometiéndome en una hora entregarme la de la calle, fui a recoger mis cosas, agradecí la hospitalidad y me despedí, pasé por el supermercado comprando los enceres necesarios para hacer habitable mi nuevo hogar, sin darme cuenta me dieron las 9 de la noche, al llegar al lugar todo estaba cerrado, apagado y por más que toqué y toqué y toqué y volvía tocar, nadie abrió. Ahí estaba yo, con una mochila gigante y muchas bolsas de supermercado sin forma de poder entrar, intenté meter algunas cosas a la mochila con la intención de desocuparme las manos y justo cuando la  cerraba crash, el cierre se descompusó. Cosas que pasan pensé, tomé un taxi y volví a la casa de la maestra a pasar una noche más en compañía de la rata.
Una vez ya instalada, intenté conectarme a internet, el cuarto incluía internet eso me dijeron, hasta una contraseña me dieron, busqué, busqué y resulta que el único lugar donde hay señal es en el baño, pfff, tengo un ciber baño, la onda no?
Con la firme convicción de aprender a andar en transporte público por la ciudad, me subí al fabuloso conejo bus, que hasta parece transporte de primer mundo, abro mi mochila para pagar y dejo al descubierto mi cámara, cierro mi mochila y avanzo para atrás por indicación del chofer, no sé ni cómo ni cuando, pero al bajar del conejo bus, ya no tenía cámara.
Me repuse pronto de la perdida, decía mi abuela, "cuando te toca te toca", y bueno a lo mejor ya me tocaba, además mejor que haya sido así, sin violencias . Llegó el fin de semana, el calor de esta ciudad es tremendo y que mejor para quitarse el calor que una cerveza,  salí dispuesta a encontrar un barecito agradable, de esos que hay en todos lados, donde la cerveza es barata y hay musiquita agradable, caminé, caminé y seguí caminando, comenzaba a ver frustrada mi empresa y opté por preguntar, ubiqué a un grupo de mujeres jóvenes que amenamente conversaban en el parque de la marimba, sin pensarlo mucho saludé y dije: ¿No saben dónde puedo tomarme una cerveza por aquí? Jamás en mi vida me había sentido tan despreciadamente observada, parecía que ellas hubieran escuchado algo como: ¿Qué les parece si tenemos sexo violento entre todas aquí mismo? Se fueron sin contestarme, pero aún en la distancia voltearon para seguir viéndome feo, rayos que complicado.
Volvía a mi casa, compré una caguama en el oxxo de la  esquina y me resigné a la música de mi ipod. De verdad que no lo entiendo, después lo pensé y bueno de las 8 estaciones de radio que sintoniza mi celular, 5 son de música cristiana, quizás sea que es una sociedad conservadora donde las mujeres no toman cerveza, pero el contraste llegó esa misma noche, cuando mi vecino daba una fiesta y desde mi ventana se podía ver el baile salvaje que parecía más una orgía publica al ritmo de reggaetón. No lo entiendo, de verdad que no entiendo.
En fin la última, hoy por la mañana me disponía a ir a la oficina, como de costumbre me levanté en automático a la regadera y justo cuando más jabón tenía por todos lados, el agua comenzó a mermar poco a poco  hasta que desapareció. Aaaaah!! Sólo a mi me pasan estas cosas, tuve que enjuagarme con una botella de litro y medio cosa que no fue ni cómoda ni fácil.
Pufff, a eso tengo que agregarle las quejas laborales, parece que a los de allá no les importa mucho que esté acá y a los de acá, no les agrada mucho la idea. Respiro, cuento hasta diez y trato de tener paciencia, en algún momento vendrá lo emocionante, lo sé, lo presiento.
Afortunadamente mañana me voy a San Cristóbal, donde espero la suerte vire y me encuentre por ahí, sentadita en algún andador esperándola.

1 visiones de otros espejos:

Karla dijo...

Me ha gustado tu crónica. Lo bueno es que pareces tomar las cosas con sentido del humor, que en realidad es la forma en la cual se deben abordar estas cosas.

Un abrazo.

Drama queen o las peripecias del viaje a Chiapas


Iniciare confesando que soy la Reyna del drama, sí toda una drama queen, pero más allá de eso, en estos días he resistido estoicamente, digo me gusta hacer drama, pero también cuando hay que aguantar vara, me fajo las faldas y aguanto. El asunto es que me han pasado una serie de cosas, que de manera aislada parecen graciosas, pero todas juntas uno se detiene un momento y dice NO MAMES, si existe el karma, me las está cobrando todas con intereses a tres vidas. Sí esta entrada es para quejarme abiertamente, que para eso tengo un blog, para poder berrear, cuando no tengo a nadie cerca para atormentarlo con mis malviajes.
Cuando decidí venir a Chiapas, estaba segura que viviría cosas que en ningún otro lado podría vivir, que vería lo inimaginable, tanta emoción en mi ser no podía ser contenida,  después del respectivo drama del desprendimiento y las despedidas tomé mis cosas, abordé un avión y llegué hasta aquí. La primera semana fue fenomenal, San Cristóbal es la ciudad más maravillosa del mundo, además venía con compañía, el trabajo fue agradable y ameno, todo parecía indicar que el futuro deparaba algo grandioso para mí.
Fuimos a Chamula, ahí recibí la primera señal del karma, pero ante la emoción, la ignoré completamente, resulta que era día de fiesta para el pueblo, tratamos de seguir al pie de la letra las indicaciones,  no observar a las mujeres de las autoridades que estaban en posición ritual bajo una gran cruz por un lado de la plaza, no aceptar ningún "regalo", no tomar fotografías del interior de la iglesia.  Pagamos nuestros 20 pesos y entramos, una iglesia que solamente había imaginado leyendo Pedro Paramo, no porque él la cite, sino porque esa parecía una imagen sacada de mi Comala imaginaria, en fin un viajesote. Al salir, cual turistas ingenuos a tomar fotos de todo lo que veíamos, la verdad es que yo no mucho, porque la vibra en el lugar era muy densa y me asustaba hasta verlos, por lo cual me acerqué a mi compañera para pedirle que ella tomara las fotos y después fuera tan amable de pasármelas, no pasaron diez minutos de que hice la petición cuando un grupo de por lo menos 20 hombres de la comunidad se abalanzaron sobre mi fotografa compañera y sin más le zamparon un par de sopapos, exigiéndole que borrara las fotos. Después del susto, alguien leyó las letras chiquitas del comprobante de pago para entrar a la iglesia y descubrió que estaban prohibidas las fotos en general, no fotos.
El acontecimiento se volvió una anécdota graciosa de grupo que afortunadamente no paso a más y así termino la semana, mis compañeros volvieron al D.F. y yo me trasladé a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, desde donde operaría en un cubil felino que aún tenía que buscar.  Amablemente una maestra me dio asilo las primeras noches. Un ambiente familiar agradable, un par de niñas encantadoras, que al margen de que yo no sea el ama de los niños, podía vivir con ellas, todo parecía bien hasta que descubrí que tenían un hámster, que habitaba libremente por toda la casa, curiosamente lo descubrí una mañana cuando después de bañarme, metí la mano a mi mochila para buscar mi ropa y algo peludo y móvil chilló al sentirse apachurrado,  después del susto  que nos llevamos ambos,decidí que ese mismo día tenía que encontrar el cubil, y así lo hice, un cuarto de azotea en el centro de la ciudad. Pagué mi renta y me dieron mi llave, prometiéndome en una hora entregarme la de la calle, fui a recoger mis cosas, agradecí la hospitalidad y me despedí, pasé por el supermercado comprando los enceres necesarios para hacer habitable mi nuevo hogar, sin darme cuenta me dieron las 9 de la noche, al llegar al lugar todo estaba cerrado, apagado y por más que toqué y toqué y toqué y volvía tocar, nadie abrió. Ahí estaba yo, con una mochila gigante y muchas bolsas de supermercado sin forma de poder entrar, intenté meter algunas cosas a la mochila con la intención de desocuparme las manos y justo cuando la  cerraba crash, el cierre se descompusó. Cosas que pasan pensé, tomé un taxi y volví a la casa de la maestra a pasar una noche más en compañía de la rata.
Una vez ya instalada, intenté conectarme a internet, el cuarto incluía internet eso me dijeron, hasta una contraseña me dieron, busqué, busqué y resulta que el único lugar donde hay señal es en el baño, pfff, tengo un ciber baño, la onda no?
Con la firme convicción de aprender a andar en transporte público por la ciudad, me subí al fabuloso conejo bus, que hasta parece transporte de primer mundo, abro mi mochila para pagar y dejo al descubierto mi cámara, cierro mi mochila y avanzo para atrás por indicación del chofer, no sé ni cómo ni cuando, pero al bajar del conejo bus, ya no tenía cámara.
Me repuse pronto de la perdida, decía mi abuela, "cuando te toca te toca", y bueno a lo mejor ya me tocaba, además mejor que haya sido así, sin violencias . Llegó el fin de semana, el calor de esta ciudad es tremendo y que mejor para quitarse el calor que una cerveza,  salí dispuesta a encontrar un barecito agradable, de esos que hay en todos lados, donde la cerveza es barata y hay musiquita agradable, caminé, caminé y seguí caminando, comenzaba a ver frustrada mi empresa y opté por preguntar, ubiqué a un grupo de mujeres jóvenes que amenamente conversaban en el parque de la marimba, sin pensarlo mucho saludé y dije: ¿No saben dónde puedo tomarme una cerveza por aquí? Jamás en mi vida me había sentido tan despreciadamente observada, parecía que ellas hubieran escuchado algo como: ¿Qué les parece si tenemos sexo violento entre todas aquí mismo? Se fueron sin contestarme, pero aún en la distancia voltearon para seguir viéndome feo, rayos que complicado.
Volvía a mi casa, compré una caguama en el oxxo de la  esquina y me resigné a la música de mi ipod. De verdad que no lo entiendo, después lo pensé y bueno de las 8 estaciones de radio que sintoniza mi celular, 5 son de música cristiana, quizás sea que es una sociedad conservadora donde las mujeres no toman cerveza, pero el contraste llegó esa misma noche, cuando mi vecino daba una fiesta y desde mi ventana se podía ver el baile salvaje que parecía más una orgía publica al ritmo de reggaetón. No lo entiendo, de verdad que no entiendo.
En fin la última, hoy por la mañana me disponía a ir a la oficina, como de costumbre me levanté en automático a la regadera y justo cuando más jabón tenía por todos lados, el agua comenzó a mermar poco a poco  hasta que desapareció. Aaaaah!! Sólo a mi me pasan estas cosas, tuve que enjuagarme con una botella de litro y medio cosa que no fue ni cómoda ni fácil.
Pufff, a eso tengo que agregarle las quejas laborales, parece que a los de allá no les importa mucho que esté acá y a los de acá, no les agrada mucho la idea. Respiro, cuento hasta diez y trato de tener paciencia, en algún momento vendrá lo emocionante, lo sé, lo presiento.
Afortunadamente mañana me voy a San Cristóbal, donde espero la suerte vire y me encuentre por ahí, sentadita en algún andador esperándola.
1 comentarios:

Me ha gustado tu crónica. Lo bueno es que pareces tomar las cosas con sentido del humor, que en realidad es la forma en la cual se deben abordar estas cosas.

Un abrazo.