Somos raíz y somos alas. Somos los ojos latentes y atentos que se afanan en tapar.
Somos los indignados que buscamos justicia. Somos los que toman las calles
y los muros, sí los urbanos y los
virtuales, para gritar que estamos cansados de la barbarie en que se nos obliga
a vivir. Somos los que creemos y creamos otro mundo, uno donde ser joven no sea
un crimen. Somos los que no cesamos la búsqueda y exigimos ser todos los que
somos. También somos los desaparecidos. También somos los amigos, los
familiares, los cercanos. Todos somos Ayotzinapa.
Vivos se los
llevaron,
vivos los queremos.
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