lunes, 11 de julio de 2011

Ventanas

 Coleccionar ventanas fue un ejercicio que desde pequeña complacía tu necesidad creciente de diagramar espacios imaginarios. Una habitación sin ventanas era tan imposible como un rostro sin ojos, siempre preferiste las que dan a lugares abiertos, jardines, calles, avenidas, pero la verdad es que nunca te importó poner en tu colección un par de las que daban paso a los interiores. Más de alguno te preguntó ¿porqué no mejor puertas? son más amplias, prácticas y existen en todos modelos, tu respuesta siempre la misma, las puertas son para las personas decididas, no para los soñadores y yo por alguna razón pertenezco a los de la segunda especie. Para llegar al sitio que conduce la puerta es necesario atravesarla, para aproximarse a los universos que se expanden tras una ventana basta con asomarse.

Todas las historias importantes de tu vida incluyen necesariamente una ventana, algunas han servido como refugio, otras como escape. En pocos días, darás la vigésima octava vuelta al sol, el mundo se ha vuelto cada vez más inmenso e incomprensible, pero con una esperanza a veces cansada a veces ingenua, sigues esperando la última ventana, esa que complete la colección y sea tan perfecta que no quede más remedio que saltar de una vez y para siempre a través de ella, romperte, sí, la ruptura es inevitable, pero entonces y sólo entonces, estarás lista para dejar de huir.

1 visiones de otros espejos:

Karla dijo...

Maravilloso texto...

Y a mí que me cuesta tanto dejar pasar la luz.

Ventanas

 Coleccionar ventanas fue un ejercicio que desde pequeña complacía tu necesidad creciente de diagramar espacios imaginarios. Una habitación sin ventanas era tan imposible como un rostro sin ojos, siempre preferiste las que dan a lugares abiertos, jardines, calles, avenidas, pero la verdad es que nunca te importó poner en tu colección un par de las que daban paso a los interiores. Más de alguno te preguntó ¿porqué no mejor puertas? son más amplias, prácticas y existen en todos modelos, tu respuesta siempre la misma, las puertas son para las personas decididas, no para los soñadores y yo por alguna razón pertenezco a los de la segunda especie. Para llegar al sitio que conduce la puerta es necesario atravesarla, para aproximarse a los universos que se expanden tras una ventana basta con asomarse.

Todas las historias importantes de tu vida incluyen necesariamente una ventana, algunas han servido como refugio, otras como escape. En pocos días, darás la vigésima octava vuelta al sol, el mundo se ha vuelto cada vez más inmenso e incomprensible, pero con una esperanza a veces cansada a veces ingenua, sigues esperando la última ventana, esa que complete la colección y sea tan perfecta que no quede más remedio que saltar de una vez y para siempre a través de ella, romperte, sí, la ruptura es inevitable, pero entonces y sólo entonces, estarás lista para dejar de huir.
1 comentarios:

Maravilloso texto...

Y a mí que me cuesta tanto dejar pasar la luz.