miércoles, 26 de marzo de 2014

Tener un blog es tan del 2000

Tenía mucho que no venía por aquí, será que ya no escribo con la regularidad de antes. Será que me hice adulta y las palabras como estalactitas se endurecieron en mis dedos. No hay una razón específica para volver o quizás es que hay tantas razones que no vale jerarquizarlas y  nombrar a una como la más importante. Sucede que estoy aquí y supongo eso de alguna forma que no entiendo debe ser importante.   Me propongo volver a inventarme un mundo donde me quepa el corazón,  un universo para deconstruirme y tratar de entenderme.  Y es que sólo son mis palabras las que no permiten que me olvide de quien he sido y quien soy. No tengo fotos de la gente que quise, apenas algunas de las que quiero. No tengo una lista de canciones para suspirar mientras reconstruyo escenas. No tengo lugares sagrados a los que volver para encontrarme. No tengo nada más que renglones y renglones de glosas intrascendentes de los días. No sé si eso baste para una vida, pero es lo que hay y me propongo abrazarme a ello antes que el alma se me vuelva hielo. Regreso a mi blog, no importa que sea  2014 y yo ya tenga 30.

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Tenía mucho que no venía por aquí, será que ya no escribo con la regularidad de antes. Será que me hice adulta y las palabras como estalactitas se endurecieron en mis dedos. No hay una razón específica para volver o quizás es que hay tantas razones que no vale jerarquizarlas y  nombrar a una como la más importante. Sucede que estoy aquí y supongo eso de alguna forma que no entiendo debe ser importante.   Me propongo volver a inventarme un mundo donde me quepa el corazón,  un universo para deconstruirme y tratar de entenderme.  Y es que sólo son mis palabras las que no permiten que me olvide de quien he sido y quien soy. No tengo fotos de la gente que quise, apenas algunas de las que quiero. No tengo una lista de canciones para suspirar mientras reconstruyo escenas. No tengo lugares sagrados a los que volver para encontrarme. No tengo nada más que renglones y renglones de glosas intrascendentes de los días. No sé si eso baste para una vida, pero es lo que hay y me propongo abrazarme a ello antes que el alma se me vuelva hielo. Regreso a mi blog, no importa que sea  2014 y yo ya tenga 30.
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