viernes, 15 de agosto de 2014

baila, baila, baila...


Ella baila entre fantasmas y sin sabores, añora tiempos que parecen ahora felices, pero nunca lo fueron, siempre estuvieron  nublados; pero eso ella lo ignora, permite que sus caderas se balanceen al ritmo de un pasado distante en el que la risa y el deseo gobernaban el absoluto del instante y todo parecía mejor. Su risa hace eco en la memoria de quien no le recuerda,  su alegría es tan distante que ni siquiera puede ponerle un nombre, el universo es del tamaño del siguiente paso que torpemente atina a dar mientras la mano extraña que hace girar su cuerpo al ritmo de una canción conocida lo exige, y ella asiente como quien acepta la circunstancia que le rodea pero la desconoce, no es suya, no es el ritmo que desearía le hiciera sentirse plena,  no es la mano en su cintura la que espera, no eres tú. Y lo sabe y lo piensa, y baila porque la canción lo exige, porque la vida lo pide, porque no quiere llamarte, incomodarte con un sentimiento que ahora es sólo suyo, porque no quiere, porque no quiere, porque no quiere (…) y quiere tanto que no sabe qué hacer con eso.

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baila, baila, baila...


Ella baila entre fantasmas y sin sabores, añora tiempos que parecen ahora felices, pero nunca lo fueron, siempre estuvieron  nublados; pero eso ella lo ignora, permite que sus caderas se balanceen al ritmo de un pasado distante en el que la risa y el deseo gobernaban el absoluto del instante y todo parecía mejor. Su risa hace eco en la memoria de quien no le recuerda,  su alegría es tan distante que ni siquiera puede ponerle un nombre, el universo es del tamaño del siguiente paso que torpemente atina a dar mientras la mano extraña que hace girar su cuerpo al ritmo de una canción conocida lo exige, y ella asiente como quien acepta la circunstancia que le rodea pero la desconoce, no es suya, no es el ritmo que desearía le hiciera sentirse plena,  no es la mano en su cintura la que espera, no eres tú. Y lo sabe y lo piensa, y baila porque la canción lo exige, porque la vida lo pide, porque no quiere llamarte, incomodarte con un sentimiento que ahora es sólo suyo, porque no quiere, porque no quiere, porque no quiere (…) y quiere tanto que no sabe qué hacer con eso.
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