lunes, 25 de agosto de 2014

No hay palabras

Arden mis dedos sobre el teclado, todos tienen miedo, yo también. Un paso me separa del abismo, un salto que tiene la dimensión de un puñado de palabras tristes, que no encuentro, que no existen.  Anoche volví a soñarme pez  en el desierto y desperté deshidratada. Hoy fue un día plano, me despedí en un tibio abrazo del viejo Sauce, sin dolor ni alegría, como quien se despide de un trozo de vida sin notar apenas que habrá de irse para siempre.  Las ideas congestionadas de recuerdos y desmemorias, la soledad habitando cada recoveco de mi cuerpo, las noches de insomnio enmarcando mi rostro y yo que no me atrevo a saltar, que sigo escribiendo para encontrar las palabras que consigan nombrar esta tristeza.  Me distraigo entre ventanas, fumo para ahuyentar los fantasmas, me murmuro entre dientes “tranquila Gabrielita, ya pasará como tantas otras veces ha pasado”,  me levanto y giro lejos de mi eje, me busco en historias ajenas y regreso a la luz persistente de mi viejo monitor, todos tienen miedo, yo también. No existen las palabras. 

0 visiones de otros espejos:

No hay palabras

Etiquetas: ,
Arden mis dedos sobre el teclado, todos tienen miedo, yo también. Un paso me separa del abismo, un salto que tiene la dimensión de un puñado de palabras tristes, que no encuentro, que no existen.  Anoche volví a soñarme pez  en el desierto y desperté deshidratada. Hoy fue un día plano, me despedí en un tibio abrazo del viejo Sauce, sin dolor ni alegría, como quien se despide de un trozo de vida sin notar apenas que habrá de irse para siempre.  Las ideas congestionadas de recuerdos y desmemorias, la soledad habitando cada recoveco de mi cuerpo, las noches de insomnio enmarcando mi rostro y yo que no me atrevo a saltar, que sigo escribiendo para encontrar las palabras que consigan nombrar esta tristeza.  Me distraigo entre ventanas, fumo para ahuyentar los fantasmas, me murmuro entre dientes “tranquila Gabrielita, ya pasará como tantas otras veces ha pasado”,  me levanto y giro lejos de mi eje, me busco en historias ajenas y regreso a la luz persistente de mi viejo monitor, todos tienen miedo, yo también. No existen las palabras. 
0 comentarios: