En canto amoroso pido al Dios que cuida de los corazones rotos, me conceda la magia
de tus besos, tu cuerpo como texto y tus manos firmes sosteniéndome en
sueños. En rezo silencioso, agradezco al
universo la luz que tus ideas traen a mi laberinto, la casualidad que nos
encontró en este mundo y tu alma vieja que se persigue con la mía. Con la palma
de mi mano abierta y extendida al cielo, pido a mi Dios particular nos cuide y
nos conserve libres.
Amén y amemos que la vida es hoy.
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