Neurosis matutinas 33.
Ayer, pese a todo pronóstico de
experiencia traumática, me aventuré al cine, la decisión entre ver dionosaurios
o emociones animadas la tomó el reloj, sobreviví a la mirada inquisidora del
hombre de la taquilla que reiteradas veces preguntó ¿Sólo uno? sobreviví a la
mujer de la dulcería que me ofreció agrandar mis palomitas por 10 pesos y me
miro con ironía cuando remarqué “medianas”; sobreviví a la horda de infantes
escandalosos y preguntones en la sala; sobreviví al cortometraje de los
volcanes, que ahora bajo otras formas menos ortodoxas sigue fomentando la
visión Disney del amor, ya saben esa de que todos debemos ir de dos en dos si
no queremos ser miserables; es más,
llegó un punto en el que deje de sobrevivir
y disfruté la película. El día de
hoy al llegar al trabajo, resultó que la mitad de mis compañeros me vieron en
el cine, con mi combo Forever Alone e inmediatamente me interpelaron respecto
de mis razones de ir sola al cine ello acompañado de una mirada que mezclaba la
condescendencia y la compasión. Me
limité a sonreír y guardar silencio, con la intención de alejarme lentamente
del sitio y no hablar más al respecto, di un par de pasos atrás y me permití
escuchar sus apreciaciones sobre la película:
-
Ay está bien bonita, uno se da cuenta que es
mejor no sentir tristeza.
-
Sí, a mí me gustó mucho que al final ganó la
alegría
-
Tiene un mensaje bien bonito para los niños:
estar triste está mal
Pensé que no entendí
nada, que quizás vimos películas distintas o que esa es una de las principales
razones para elegir ir sola al cine cuando las opciones de compañía son de
vistas tan limitadas.
Si soy una amargada! Pero vayan a ver Intensamente, está
bien bonita!
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