martes, 2 de noviembre de 2010

Ya no te espero


Ya no te espero, leíste una mañana entre los de dedos de tu mano, de momento no te fue posible entender del todo el mensaje, no sabías si eras la emisora o la receptora de tan atroz declaración. Pensaste que era la prolongación del sueño, aunque tampoco tenías muy claro que habías estado soñando, sentías el cuerpo cansado, como si por la noche hubieras estado caminando incesantemente. Ya no te espero, volviste a leer y sentiste como las emociones se te estrujaron en el estomago, fue como si todas las noches juntas se amotinaran esa mañana y pretendieran entrar por tu ventana, cerraste los ojos y repetiste en voz alta, ya no te espero, en ese momento comprendiste, las palabras taladraron tus oídos, fue como si decirlo te despertara del letargo, tú eras quien emitía el mensaje, eras tú la que esa mañana después de tanto camino andado decidió soltar las amarras para gritar bien fuerte Ya no te espero.

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Ya no te espero

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Ya no te espero, leíste una mañana entre los de dedos de tu mano, de momento no te fue posible entender del todo el mensaje, no sabías si eras la emisora o la receptora de tan atroz declaración. Pensaste que era la prolongación del sueño, aunque tampoco tenías muy claro que habías estado soñando, sentías el cuerpo cansado, como si por la noche hubieras estado caminando incesantemente. Ya no te espero, volviste a leer y sentiste como las emociones se te estrujaron en el estomago, fue como si todas las noches juntas se amotinaran esa mañana y pretendieran entrar por tu ventana, cerraste los ojos y repetiste en voz alta, ya no te espero, en ese momento comprendiste, las palabras taladraron tus oídos, fue como si decirlo te despertara del letargo, tú eras quien emitía el mensaje, eras tú la que esa mañana después de tanto camino andado decidió soltar las amarras para gritar bien fuerte Ya no te espero.
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