Día 9
Volví a soñar contigo. No, no eras tú, eran tus caricias
fermentando en la piel. Volvió el suave mareo que al despertar anunció el
demacrado sentimiento en reposo. Volviste a para terminar de romper lo casi nada que escondía bajo la almohada
intacto. Volveré al silencio, al dolor
callado. Un corazón roto nunca podrá sanar a otro. Y así, nos olvidamos del mar…
1 visiones de otros espejos:
Leo esto sientiéndolo en diferido.
Ahora que lo recuerdo, el dolor por un corazón roto es el único que viene acompañado por excentricidad artística y aquí, ahora, leemos sus buenos frutos.
No todo esta mal.
Saludos.
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