Día 10
Aún antes de verte partir, sabía que era una apuesta
perdida. El espacio que hoy nos habita, recuerda al espacio que entre nosotros existió
en todo momento. Nunca fue amor. La suave caricia que otrora nos abrigó fue
tenue paliativo contra la angustia. La felicidad comprada en que decidimos
residir por un breve tiempo estuvo siempre a la baja. Las sonrisas amor mío, no
tienen precio. Pese al pronóstico cumplido,
alego dolor en el lado izquierdo de la cama, apelo a la pasión que nunca
experimentamos y me aferro a tus ojos de pájaro que se niegan a mirarme y no te
dejo ir…
0 visiones de otros espejos:
Publicar un comentario