martes, 30 de agosto de 2011

Sola

Anoche hablaba con ella, evasiva como siempre, enredaba sus dedos en mi cabello para no contestarme. Me exaspera la contundencia que tiene para encajar sus uñas en mi espalda y hacerme amarla cuando tanto la detesto. Se fumó mis cigarrillos, se bebió mi cerveza y manchó mi teclado con palabras llanas, con quejas pueriles, de pasados mejores, de un presente ambiguo, de tiempos no venideros. La observé, le reñí, pero como siempre, es ella más fuerte que yo, basta su fría mano posándose un segundo sobre mi hombro, para corroborar: le pertenezco.


Entonces ella y yo escribimos cartas. Sí, cartas: largas, alegres, formales, cortas, confidenciales, tristes, hermosas, emotivas, absurdas, frías, honestas, crueles, falsas, etc. Cartas. Algunas las firmé yo, la mayoría lo hizo ella, en realidad no importa, no tienen destinatario alguno. Cuando llegó la mañana y la rutina la hizo brincar para huir por la ventana, me susurró al oído a manera de despedida: Buen día, triste hermana, sola, sola, sola..

1 visiones de otros espejos:

R.T dijo...

¿La ve por el rabillo del su ojo?

Sola

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Anoche hablaba con ella, evasiva como siempre, enredaba sus dedos en mi cabello para no contestarme. Me exaspera la contundencia que tiene para encajar sus uñas en mi espalda y hacerme amarla cuando tanto la detesto. Se fumó mis cigarrillos, se bebió mi cerveza y manchó mi teclado con palabras llanas, con quejas pueriles, de pasados mejores, de un presente ambiguo, de tiempos no venideros. La observé, le reñí, pero como siempre, es ella más fuerte que yo, basta su fría mano posándose un segundo sobre mi hombro, para corroborar: le pertenezco.


Entonces ella y yo escribimos cartas. Sí, cartas: largas, alegres, formales, cortas, confidenciales, tristes, hermosas, emotivas, absurdas, frías, honestas, crueles, falsas, etc. Cartas. Algunas las firmé yo, la mayoría lo hizo ella, en realidad no importa, no tienen destinatario alguno. Cuando llegó la mañana y la rutina la hizo brincar para huir por la ventana, me susurró al oído a manera de despedida: Buen día, triste hermana, sola, sola, sola..
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¿La ve por el rabillo del su ojo?