Desperté con las palabras del sueño en las manos, aún podía sentirlas, no terminaron de desmaterializarse sino hasta minutos después de haber abierto los ojos. Siempre sucede así, la mañana termina de a poco pero sin piedad, con los desquicios de libertad que durante la noche disfruto. Incorporarse a la rutina cada vez resulta más complicado, por lo general comienzo con la taza de café, que más o menos des aletarga mis sentidos y me permite comenzar a reconocerme, observar mis manos que no me son del todo familiares, me hace pensar que este cuerpo no me pertenece, siento que usurpara un lugar en el mundo, en este mundo al menos.
El alma condenada o De Bernini a Bartolozzi
Hace 2 días
1 visiones de otros espejos:
Yo creo que las manos son justo con el "lugar" de mi cuerpo que más me identifico. No así con mi rostro.
Cómo cuesta, sí, juntar ánimos para bajar al mundo, como diría Mafalda....
Oye! a mí también me gusta Spencer, de existir, sería un hombre del que fácil, pero faaaaacil, podría enamorarme. Todo lindo por donde lo veas....Claro, Morgan me chifla en otros aspectos. Qué sujeto tan sensual.
Bueno, creo que ya te habrás dado cuenta, me encanta la serie, y no sólo por ese par de biscochillos.
Un abrazo.
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