lunes, 19 de septiembre de 2011

de aquí para allá

De aquí para allá

Nunca resulta sencillo adivinar de qué lado del espejo se despierta, me horroriza pensar que por alguna razón siempre lo hago del lado equivocado. La abuela siempre decía que habría que poner unas hojitas de  malva bajo la almohada para no ir al mundo de las brujas mientras se sueña.  A mi soñar me parece vivir horas extras. Quizás por eso nunca estoy segura de si he despertado aquí, o en realidad estoy allá. A veces allá es evidentemente distinto, pues aquí no se puede volar como se hace allá pero hay días en los que aquí es tan extraño que pareciera completamente allá.  No estoy muy segura de preferir el sueño a la vigilia, me asusta ser una hormiga, creo que soy muy pequeña para pretender ser algo tan grande. Cuando despierto de este lado del espejo que no sé muy bien si es aquí o es allá, siento como el cuerpo se vuelve ligero, por el contrario cuando abro los ojos y estoy del otro lado, una pesadez extraña se apodera de mí y  me cuesta mucho moverme.  Las personas también son distintas en un lado y el otro. Las personas de aquí no me gustan, sospecho muy seriamente que sean fantasmas y no gente.  La abuela creía que yo era un alma vieja, quizás tenía razón, vivir a turnos dobles y confundida debió hacerme envejecer.

1 visiones de otros espejos:

María dijo...

bottom line: nos encanta más soñar

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De aquí para allá

Nunca resulta sencillo adivinar de qué lado del espejo se despierta, me horroriza pensar que por alguna razón siempre lo hago del lado equivocado. La abuela siempre decía que habría que poner unas hojitas de  malva bajo la almohada para no ir al mundo de las brujas mientras se sueña.  A mi soñar me parece vivir horas extras. Quizás por eso nunca estoy segura de si he despertado aquí, o en realidad estoy allá. A veces allá es evidentemente distinto, pues aquí no se puede volar como se hace allá pero hay días en los que aquí es tan extraño que pareciera completamente allá.  No estoy muy segura de preferir el sueño a la vigilia, me asusta ser una hormiga, creo que soy muy pequeña para pretender ser algo tan grande. Cuando despierto de este lado del espejo que no sé muy bien si es aquí o es allá, siento como el cuerpo se vuelve ligero, por el contrario cuando abro los ojos y estoy del otro lado, una pesadez extraña se apodera de mí y  me cuesta mucho moverme.  Las personas también son distintas en un lado y el otro. Las personas de aquí no me gustan, sospecho muy seriamente que sean fantasmas y no gente.  La abuela creía que yo era un alma vieja, quizás tenía razón, vivir a turnos dobles y confundida debió hacerme envejecer.
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