Te escribo para decirte
que no quiero decirte nada
que sólo quiero abrazarte
buscar el calor de tu vida.
que no quiero decirte nada
que sólo quiero abrazarte
buscar el calor de tu vida.
Pedro Casariego Cordoba
Es mayo. Es mayo y llueve. Es mayo llueve y me acordé de ti. Es mayo, llueve, me acordé de ti y mañana es
tu cumpleaños. Es mayo, llueve, me acordé de ti, mañana es tu cumpleaños y creo
que a veces te extraño.
Protesto a la distancia, al tiempo, a las rutinas y al
olvido. Nos fuimos, envejecimos, nos olvidamos. Perdí la
cuenta de las lluvias que pasaron desde
la última vez que un mensaje al celular me avisaba que en ese otro lugar del
planeta donde tú habitas también llovía. Digo lluvia, digo olvido, digo Sauce, digo tú
y esa tenue tristeza que siempre nos rondaba se asoma en la memoria y siento el
ligero estremecer de la tarde reventar en mis dedos.
Me permito en el vado de nostalgia en el que tanto disfruto
acomodar mis tardes, dedicarte algunas líneas para celebrar el recuerdo de nuestra amistad olvidada.
Quizá se quedó detenida, frente a una taza de solemne y humeante café o ebria y
desenfada a la salida de algún bar. Quizás
viaja contigo sin mí y conmigo sin ti. No es sencillo encontrar ojos desnudos que nos
contemplen.
No somos los mejores amigos, esos que nunca se hieren, esos
que siempre están, esos que nunca se olvidan.
Por el contrario, somos dos tristes mortales falibles y excéntricos que
en plena caída nos reconocimos. No tengo
yo que contarte la historia, bastara desempolvar la memoria o abrir el
ordenador para encontrarla. Me gusta
pensar que en efecto fue magia. Que hace
10 años en un mundo que ya no existe un
Sauce y una Maga se encontraron y se
volvieron amigos.
Nunca pude asistir a tus fiestas de cumpleaños, a decir
verdad creo que es el primer año que recuerdo la fecha exacta. No vivo mucho en
esta tierra.
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