martes, 2 de marzo de 2010

Ella es de chocolate


sO Aún recuerdo cuando en aquella lejana infancia los chicos de la calle jugaban encantados, quemados, las traes, futbol, o cualquier cosa que implicara alguna acción física, me asomaba a la ventana con la esperanza de que me invitaran a jugar, esperanza ilusa, casi nunca sucedía, a menos que la mamá de alguno de los que jugaba se acercara a mí y me preguntara:
-¿Porqué no juegas con ellos?
-Porque no me juntan
- Jueguen con ella.-ordenaba
Después venía el eterno pleito porque nadie me quería en su equipo, cuando por fin alguien perdía el volado y  se tenía que quedar conmigo. Entraba al campo de juegos pensando que haría mi mayor esfuerzo, pero inmediatamente les escuchaba decir, ella es de chocolate, las primeras veces aún intentaba correr tras el balón o esquivar a quien las traía, pero pronto me daba cuenta que no participaba en el juego, que era yo la de chocolate, dejaba de correr, alguno me empujaba y mejor regresaba a mi ventana a mirar hasta q terminaba el juego.
Poco a poco entendí que las actividades físicas no eran precisamente mi fuerte, no podía culparlos por no quererme en su equipo, era peor que mala. Conforme crecí fui descubriendo cosas para las que soy buena, otras que disfruto aunque me cuesten trabajo y muchas más en las que soy más mala que en los juegos físicos.
El amor es una de esas cosas donde soy la peor jugadora, me di cuenta que soy una enamorada de chocolate, que corre hacia todos lados tratando de involucrarse en el juego, pero sucede que no soy parte, él dice: es de chocolate, yo si entiendo el juego. Quizás sea buena idea dejar la ventana, qué más da quién gane el juego, sé que no seré yo.

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Ella es de chocolate

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sO Aún recuerdo cuando en aquella lejana infancia los chicos de la calle jugaban encantados, quemados, las traes, futbol, o cualquier cosa que implicara alguna acción física, me asomaba a la ventana con la esperanza de que me invitaran a jugar, esperanza ilusa, casi nunca sucedía, a menos que la mamá de alguno de los que jugaba se acercara a mí y me preguntara:
-¿Porqué no juegas con ellos?
-Porque no me juntan
- Jueguen con ella.-ordenaba
Después venía el eterno pleito porque nadie me quería en su equipo, cuando por fin alguien perdía el volado y  se tenía que quedar conmigo. Entraba al campo de juegos pensando que haría mi mayor esfuerzo, pero inmediatamente les escuchaba decir, ella es de chocolate, las primeras veces aún intentaba correr tras el balón o esquivar a quien las traía, pero pronto me daba cuenta que no participaba en el juego, que era yo la de chocolate, dejaba de correr, alguno me empujaba y mejor regresaba a mi ventana a mirar hasta q terminaba el juego.
Poco a poco entendí que las actividades físicas no eran precisamente mi fuerte, no podía culparlos por no quererme en su equipo, era peor que mala. Conforme crecí fui descubriendo cosas para las que soy buena, otras que disfruto aunque me cuesten trabajo y muchas más en las que soy más mala que en los juegos físicos.
El amor es una de esas cosas donde soy la peor jugadora, me di cuenta que soy una enamorada de chocolate, que corre hacia todos lados tratando de involucrarse en el juego, pero sucede que no soy parte, él dice: es de chocolate, yo si entiendo el juego. Quizás sea buena idea dejar la ventana, qué más da quién gane el juego, sé que no seré yo.
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