miércoles, 13 de enero de 2010

Onírico



Observas atenta cada una de las frases en las construcciones, algunas las reconoces tuyas, otras recuerdas haberlas leído en algún sitio, pero todas parecen haber sido escritas pensando en que justo hoy estarías aquí, mirando asombrada cada uno de esos edificios. Aún no sabes cómo es que llegaste hasta aquí, qué o quién te condujo a este mirador, el viento revienta en tu cara y juega con tus cabellos, se siente bien, es cómo cuando niña, tu padre te llevaba a volar papalotes durante el otoño. Te propones no pensar, solo sentir, observar con cuidado todos los muros que ante el ocaso toman matices ocres, dando dramatismo a cada una de las palabras que decoran atípicamente la ciudad que ante tus pies se tiende.
Su presencia se hace evidente de pronto, sientes como sus manos delgadas y frías se posan en tus hombros y te hace girar para que encuentres su rostro y entonces preguntarte si te ha gustado, no atinas a contestar solo mueves la cabeza afirmativamente para esconderla en su pecho, sientes sus huesos y aspiras ese olor que tanto disfrutabas, te giras nuevamente, no quieres q te vea llorar, él te abraza por la espalda y te dice que cada frase en la ciudad ha sido puesta ahí, pensando en ti. Es un estado de embriagues exquisito el que te inunda, recorres palmo a palmo el panorama, tratando de grabar todo lo lees en tu memoria.
Por un segundo nada importa, pero al siguiente algo se rompe y lo ves venir con paso decidió, descargando el peso de su ira sobre los escalones que uno a uno, cada vez son menos para llegar hasta donde ustedes contemplan. Seguramente tiene días buscándote y eso lo mantiene furioso, no quieres que te encuentre, asi que renuncias al reconfortante del regalo más maravilloso que has recibido y corres,  de la mano de quien te abrazaba, se ocultan en una cueva, te sueltas de su mano y te abrazas a ti, tratando de hacer q el miedo se vaya, levantas la vista y te das cuenta que tu perseguidor es exactamente la misma persona que te consuela y te dice q todo estará bien, esto tiene que ser un sueño, no puede más que ser un sueño… despiertas de golpe, con la necesidad de anotar las pocas frases inscritas en la ciudad q tu memoria guarda.

0 visiones de otros espejos:

Onírico



Observas atenta cada una de las frases en las construcciones, algunas las reconoces tuyas, otras recuerdas haberlas leído en algún sitio, pero todas parecen haber sido escritas pensando en que justo hoy estarías aquí, mirando asombrada cada uno de esos edificios. Aún no sabes cómo es que llegaste hasta aquí, qué o quién te condujo a este mirador, el viento revienta en tu cara y juega con tus cabellos, se siente bien, es cómo cuando niña, tu padre te llevaba a volar papalotes durante el otoño. Te propones no pensar, solo sentir, observar con cuidado todos los muros que ante el ocaso toman matices ocres, dando dramatismo a cada una de las palabras que decoran atípicamente la ciudad que ante tus pies se tiende.
Su presencia se hace evidente de pronto, sientes como sus manos delgadas y frías se posan en tus hombros y te hace girar para que encuentres su rostro y entonces preguntarte si te ha gustado, no atinas a contestar solo mueves la cabeza afirmativamente para esconderla en su pecho, sientes sus huesos y aspiras ese olor que tanto disfrutabas, te giras nuevamente, no quieres q te vea llorar, él te abraza por la espalda y te dice que cada frase en la ciudad ha sido puesta ahí, pensando en ti. Es un estado de embriagues exquisito el que te inunda, recorres palmo a palmo el panorama, tratando de grabar todo lo lees en tu memoria.
Por un segundo nada importa, pero al siguiente algo se rompe y lo ves venir con paso decidió, descargando el peso de su ira sobre los escalones que uno a uno, cada vez son menos para llegar hasta donde ustedes contemplan. Seguramente tiene días buscándote y eso lo mantiene furioso, no quieres que te encuentre, asi que renuncias al reconfortante del regalo más maravilloso que has recibido y corres,  de la mano de quien te abrazaba, se ocultan en una cueva, te sueltas de su mano y te abrazas a ti, tratando de hacer q el miedo se vaya, levantas la vista y te das cuenta que tu perseguidor es exactamente la misma persona que te consuela y te dice q todo estará bien, esto tiene que ser un sueño, no puede más que ser un sueño… despiertas de golpe, con la necesidad de anotar las pocas frases inscritas en la ciudad q tu memoria guarda.
0 comentarios: